El primer caso fue registrado en video  por una pareja que transitaba en su carro por la carrera 30. La persona en el puesto de copiloto comienza a grabar el momento en que policías suben a la fuerza a una joven a un Chevrolet Aveo azul de placa HCI264 de Manizales.

Pese a presenciar la espeluznante escena, los ciudadanos no se quedan quietos y persiguen al vehículo que se la llevó y lo alcanzan a la altura del estadio El Campín. Por la ventana le preguntan a la retenida a dónde la llevaban y si está bien, pero el supuesto secuestrador se percata de esto y acelera.

El ciudadano que lo persigue se da cuenta de que hay algo extraño y también aumenta la velocidad hasta ponerse a su lado, mientras la víctima baja la ventana y se asoma desesperada pidiendo auxilio y gritando “¡la Policía me secuestró!”.

Ya en un segundo video, que es continuación del anterior, se ve que el carro de la retención también lleva un acompañante en el puesto del copiloto, el cual baja la ventana e interpela al ciudadano que los persigue, aparentemente con un improperio, pero no se alcanza a ver su rostro ni si se trata de un policía.

A la altura de la Movistar Arena, el heróico ciudadano le cierra el paso a los captores y los obliga a detenerse, momento en que la chica consigue bajarse. Viéndose despojados de su presa, los del Chevrolet maniobran para escabullirse, mientras la angustiada joven se sube al carro de sus liberadores, quienes le preguntan qué le dijeron.

“Me llevaban de ahí supuestamente para que no me agredieran más” –dice ella, en medio de sollozos, pidiendo que la regresaran a donde la habían recogido los supuestos policías, pues su novio también habría detenido allá.

El segundo caso no tiene un desarrollo tan amplio. El video se tomó desde un punto alto y muestra cómo los policías suben a otro joven a un Renault Logan gris de placa OJX134.

La persona que publicó las imágenes asegura que el segundo secuestrado se llama Elton Nicolás Sanabria Osorio, aunque ese nombre fue desmentido en un comunicado dirigido a Pulzo, aunque falta establecer su veracidad, pues el usuario —que responde al nombre de Sergio Bello— no detalla qué tipo de relación tiene con el supuesto detenido y por qué envía el documento a su nombre.

Pulzo indagó en el sistema nacional de comparendos y encontró que ambos serían vehículos oficiales, es decir aquellos “destinados al servicio de entidades públicas”, de acuerdo con el artículo 2° del Código Nacional de Tránsito. Ley 769 del 2002.

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Sin embargo, las preguntas que surgen a partir de las imágenes solo dejan cada vez más al descubierto cuán irregular fue todo el procedimiento. Por ejemplo, no se sabe cuál fue la razón de la detención, pero no hay evidencia de que se llevara a cabo un procedimiento adecuado de arresto, leyendo los derechos a los detenidos y esposándolos.

De acuerdo con Blu Radio, la Policía asegura que apeló a estos carros pues las patrullas estaban atascadas en el tráfico. Aún así, queda en el aire cómo es que los usan sabiendo que no contaban con mínimos de seguridad como seguros en las puertas y vidrios fijos que no se pueden bajar.

El destino al que llevaban a la manifestante, y al que habrían llevado al supuesto joven Sanabria Osorio, es todavía un misterio. En el primer caso, por ejemplo, el carro iba en dirección hacia el norte y no parecía dirigirse a un CAI cercano y mucho menos a la URI o la UPJ de Puente Aranda, donde terminan llevando a los detenidos en manifestaciones.

Además, si la detención era legal y estaba acorde con el Código de Policía, como dijeron otras fuentes policiales a Caracol Radio, no habría razón por la cual dejarla libre cuando los supuestos agentes se vieron acosados por un ciudadano.

El caso también trae a la memoria las escalofriantes desapariciones que distinguieron a las crueles dictaduras del cono sur del continente en los años 70 y 80, retratadas ampliamente a nivel histórico, pero también en películas como ‘La noche de los lápices’.

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