Así se lee en la reciente columna de la comunicadora en Semana, donde dedicó otras fuertes frases a la vicepresidenta por haberles dicho a los colombianos en Noticias Caracol: “No es estar atenidos a ver qué hace el Gobierno por cada uno de nosotros”, en medio de la crisis por el coronavirus.

Es más, aparte de asociar el “atenidos” con el rescate de la aerolínea, Dávila lo hizo con los bancos y sus emporios, pues textualmente manifestó en el medio: 

“No sé si la vicepresidenta es capaz de calificar con la misma displicencia a los más poderosos que también buscan ayudas tras la pandemia. Espero que tenga lista la palabra ‘atenidos’ para sustentar un no cuando le pregunten por el rescate de la panameña Avianca o por las gabelas a los bancos, a cuyos dueños conoce muy bien. No sé si también cree que son ‘atenidos’ los constructores quebrados o los industriales que en todo caso tienen muy golpeados sus emporios”. 

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La periodista también criticó en su texto las “excusas aguadas” que ofreció después Ramírez, a la que cree que ahora dibujan como una “dirigente inhumana que no comprende el sufrimiento de los más vulnerables”, que es  parte de “una política poco empática”, y que está “sepultando” sus aspiraciones presidenciales.

Y es que en sus disculpas, la vicepresidenta sugirió que su frase había sido malinterpretada. “Cuando dije ‘atenidos’ lo hice en un contexto en el que expresaba la necesidad de que cada uno de nosotros actúe con responsabilidad, desde la solidaridad, protegiéndose y trabajando en equipo para salir adelante de esta crisis. Si alguien se sintió ofendido presento excusas”, fue lo que trinó.

Aun así, Dávila insistió en decirle que su frase había sido “clasista”, “una bofetada cargada de vanidad que viene de alguien que lo ha tenido todo”, y hasta se preguntó si la vicepresidenta es consciente de la tragedia que viven aquellos que no tienen qué comer, que quedaron desempleados o están perdiendo sus emprendimientos.

“Como si ella fuera la dueña de los dineros públicos y no el pueblo que paga impuestos. Como si las ayudas del Gobierno en tiempos de pandemia fueran una limosna y no una obligación del Estado. Como si los ciudadanos estuvieran en sus casas por decisión propia y no por orden del Gobierno que ella representa. Lo que hizo Ramírez no tiene defensa y es reprochable. […] Los insulta [a los ciudadanos] ante su dolor y con voz de mando rancio los conmina a trabajar, como si fueran unos zánganos que no tienen voluntad para laborar”, puntualizó la comunicadora en la revista.