Los túneles o cabinas de desinfección que se han popularizado a la entrada de algunos edificios de oficinas y hospitales serían más perjudiciales que beneficiosos, según las autoridades sanitarias colombianas, citadas por El Tiempo.

Una de las razones principales de perjuicio esgrimidas por la investigación del diario capitalino es que los desinfectantes utilizados son efectivos para limpiar superficies, pero que los fabricantes de estos dispositivos no han realizado estudios suficientes para determinar qué tan nocivos son si se aplican directamente sobre la piel.

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Para el Ministerio de Salud, explica El Tiempo, el uso de sustancias como ozono, hipoclorito, etanol, ácido glicólico, peróxido de hidrógenos y otros podría dañar la piel o las mucosas.

El informe advierte que cuando ingresan, muchas personas no lo hacen con tapabocas y, con frecuencia, en mangas de camisa, lo que expone la piel aún más a estas sustancias.

Y para quienes usan mascarilla, las partículas de estos aerosoles se adhieren a la mascarilla y son proclives de ser respirados de la persona, con los riesgos para la salud que ello conlleva: “El peróxido de hidrógeno, el hipoclorito de sodio y el amonio cuaternario en contacto con seres humanos pueden generar irritación ocular, nasal, dérmica y respiratoria”, reza la nota del rotativo.

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El rociado de sustancias desinfectantes sobre la persona tampoco es suficiente para eliminar las partículas de virus que puedan estar adheridas a la ropa o a los zapatos y sí generan una sensación de falsa protección que podría hacer que se baje la guardia ante medidas más efectivas para mantener a raya el contagio, dice la nota.

Finalmente, El Tiempo concluye que el uso de estos aparatos de desinfección ha sido descontinuado en países como Perú, India e Indonesia, donde se han percatado de sus efectos colaterales no deseados y solo se recomiendan para personal de la salud que ingrese a ellos con los trajes adecuados y con las mucosas (ojos, nariz, boca) debidamente protegidas.