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La Procuraduría General de la Nación le solicitó un informe a la Secretaría Distrital de Bogotá, para qué responda cuáles son las acciones que está tomando la Secretaría de Ambiente para frenar la venta de carne de tiburón en la capital del país.
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Esto luego de que, el pasado 22 de junio, la Secretaría de Ambiente informara sobre la incautación de 5.5 kilogramos de carne de tiburón tollo (Mustelus sp.), que era comercializado en un restaurante ubicado en la localidad de Teusaquillo.
En su momento la venta de la carne de este animal fue alertada gracias a una denuncia ciudadana. La Procuraduría, entonces, hizo la solicitud a la Secretaría Distrital amparada en una reciente resolución de la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca, que describe las medidas de ordenación, administración y control hacia la disminución de las capturas incidentales asociadas a tiburones y rayas marinas.
De hecho, la misma Secretaría de Ambiente de Bogotá explicó que “la extracción, movilización y comercialización de fauna silvestre sin los respectivos permisos o licencias, es un delito ambiental y tiene penas privativas de la libertad, así como sanciones administrativas y económicas”.
En las imágenes dadas a conocer el mes pasado se aprecian 21 trozos de lo que parece ser aleta de tiburón tollo. Dentro del género Mustelus, al que pertenecía la carne, hay tres especies que se encuentra cerca de estar en amenaza de extinción, una que ya se encuentra en peligro, y dos más que se encuentran en peligro crítico.
Desde hace varios años se estima que el 70 % de las aletas de tiburón que son traficadas hacia Hong Kong, uno de los principales destinos de este delito, corresponden a especies cuya conservación está amenazada. En Colombia, el aprovechamiento comercial de tiburones y rayas, por tratarse de recursos hidrobiológicos, está prohibido.
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