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Escrito por:  Fredy Moreno
Editor jefe     Feb 23, 2024 - 6:24 am

Por la creciente inseguridad en Bogotá, las frecuentes tropelías de los delincuentes parecieran convertirse en paisaje, lo mismo que el reclamo de los ciudadanos que las autoridades responden con acciones y estadísticas que muestran casi siempre que la criminalidad es una percepción y no una realidad. Pero nada ha conseguido sacar a la capital de ese circulo vicioso, de ese caótico estado de cosas, y suprimir de la ecuación el factor criminal, o por lo menos reducirlo.

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Hechos como el asesinato del empresario Roberto Franco Charry en el Parque de la 93, un custodiado sector del norte de Bogotá, y el intento de robo en un restaurante en el barrio Santander, sur de la ciudad, en el que un expolicía abatió a dos presuntos delincuentes, así como otros robos que sí se ejecutaron en otros establecimientos similares, muestran que los delincuentes campean a sus anchas en todos los puntos de la ciudad. No hay zona o sector seguro.

Pareciera que en la ciudad no se sopesara muy bien la gravedad de la situación, mientras que por fuera del país sí evalúan con cuidado lo que pasa en la capital colombiana. De hecho, la Embajada de Estados Unidos en Colombia emitió una alerta de seguridad urgente en la que les recuerda a sus ciudadanos la importancia de mantener una vigilancia constante y adoptar prácticas sólidas de seguridad personal en la vida diaria, estar especialmente alerta y conscientes de su entorno, recomendando que, en caso de un robo, la prioridad debe ser siempre la seguridad personal.

Sin duda, el desespero de la capital por acabar con esa situación hizo que el eslogan de la campaña de Carlos Fernando Galán se impusiera en las elecciones de octubre pasado sobre los de sus contendores. La ciudadanía se sintonizó con el ‘Bogotá camina segura’, más que con ‘Reescribamos la historia’ (Gustavo Bolívar), ‘Con toda por Bogotá’ (Juan Daniel Oviedo), ‘Reconstruyamos Bogotá’ (Diego Molano), ‘Vamos con el General’ (Jorge Luis Vargas), ‘Vamos a vivir Bogotá’ (Rodrigo Lara), ‘Es tiempo de Bogotá’ (Jorge Robledo) y ‘Más acciones, menos rostros’ (Nicolás Ramos).

Vistos desde la distancia del tiempo y aislados de los discursos y las promesas que guiaban (y también considerados en medio de la mayor premura que tienen los bogotanos hoy, que es el problema de inseguridad), se podría decir que, de todos esos eslóganes, el único que ofrecía algo concreto era el de Galán. Los demás aludían a generalidades, aspiraciones vagas, invitaciones insustanciales. Bogotá entendió y aceptó el mensaje de Galán, y lo eligió. Y él le puso a su programa de gobierno el lema de su campaña: ‘Bogotá camina segura’.

Con esa idea en mente, recibió una ciudad que ya acusaba graves problemas de seguridad. También se podría decir que los principales responsables, antes que Galán, de la inseguridad que vive hoy Bogotá son la anterior alcaldesa, Claudia López, señalada desde diferentes sectores por no haberle parado bolas con seriedad al tema, y el presidente Gustavo Petro, ya que la Policía, una institución nacional, está bajo su mando directo.

Bogotá pasaría factura a Carlos Fernando Galán

Las acciones de los delincuentes se ven potenciadas por el efecto amplificador e intimidatorio de las redes sociales. Los bogotanos están asustados e indignados con los constantes robos, actos de sicariato, y la extorsión que va en un alza constante, y han abierto un compás de espera para que el alcalde Galán pueda cumplir lo que prometió y formalizó en su programa de gobierno. Pero aplicarán al pie de la letra aquello que no hay fecha que no se cumpla ni plazo que no se venza.

Galán no dijo (no podía decir) con exactitud cuándo empezarían a verse los resultados de su lucha contra la inseguridad. Aunque sí dejó claro en su programa lo que iba a hacer: un plan integral contra el crimen organizado, la presencia institucional constante y el control territorial, el fortalecimiento de la investigación y judicialización, así como la participación ciudadana y construcción de tejido social para la seguridad.

Por ahora, lo que Galán tiene para mostrar es que las cifras de seguridad han mejorado en Bogotá. En enero los homicidios cayeron 23 % frente al año anterior, y los hurtos a personas, un 10 %. También ha admitido que “aquí no hay un problema de percepción; hay un problema de seguridad complejo”.

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Ha apelado, como muchos de los nuevos gobernantes, a ajustar el retrovisor. En distintos escenarios ha dicho: “Encontramos una desarticulación entre diferentes actores que cumplen un rol en la seguridad. Cada uno por su lado: Policía por su lado, Fiscalía por su lado; la ciudadanía, el sector privado, la administración distrital… Y así no se puede. Tenemos que organizarnos y trabajar juntos. Eso es lo que estamos haciendo”.

Sin embargo, no sería mucho el tiempo que le queda a Galán para mostrar resultados en seguridad. La ciudad está fastidiada y podría ir alistando una cuenta de cobro por lo que el hoy alcalde prometió en campaña y refrendó en su programa de gobierno. Esa factura se reflejaría en los conceptos de aprobación o desaprobación de la gestión el mandatario capitalino.

La seguridad no da espera y las exigencias podrían hacerse evidentes en las próximas semanas. El alcalde debe adoptar medidas de choque para liberar a la ciudad de las garras de la delincuencia. Su discurso aún se mueve en el tono de campaña (“Vamos a trabajar”), pero debe cambiar al tono de los reportes, los logros, los partes de victoria. Tiene que demostrar con los hechos que, efectivamente, Bogotá camina segura.

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