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El fenómeno de El Niño se llevó consigo el fantasma de la sequía y el racionamiento de energía, pero la llegada del invierno y de las lluvias en las últimas semanas ha vuelto a prender, como en un déjà vu, las alarmas por las inundaciones, los deslizamientos de tierras y las tormentas eléctricas, con las que vale la pena tomar precauciones.
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Hace un par de semanas, en el aguacero entre la noche del primero y el amanecer del dos de mayo, en el Área Metropolitana cayeron 732 rayos. El pasado martes, solo entre las tres y las cuatro de la tarde, cayeron 83 descargas eléctricas en el Valle de Aburrá, una media de 1,3 cada minuto. De estos, el 45 % cayó en Medellín, el 18 % en Bello, mientras que el 37 % restante cayó en los municipios del sur del Valle de Aburrá como Itagüí, Envigado, Caldas, Sabaneta y La Estrella.
Luego, entre el final de la tarde del martes 14 y la mañana del miércoles 15, una lluvia que se mantuvo durante 14 horas seguidas en diferentes puntos del Valle de Aburrá causó 65 descargas eléctricas.
Aunque en el resto del departamento no hay un conteo de las descargas eléctricas como lo lleva el Siata en el Área Metropolitana, hay razones para pensar que la situación no solo no es diferente, sino que incluso puede ser peor. Carlos Ríos Puerta, director del Departamento administrativo de gestión de riesgos de desastres en Antioquia, Dagran, informó este martes que en el departamento hay nueve municipios, principalmente de las subregiones de Urabá y Occidente, que han declarado calamidad pública, que se han presentado 84 eventos asociados a la temporada invernal y que 85 de los 125 municipios (el 68 %) han sufrido alguna afectación. Son al menos 6.600 las personas que requieren ayuda.
A pesar de estas complejas cifras, desde el Dagran aseguran que todavía no se ha producido ninguna muerte por causa de esta temporada invernal. Solo hay un caso de un fallecimiento en el municipio de Carepa que está siendo investigado. Asimismo, desde la entidad aseguran que todavía tienen capacidad para responder antes las emergencias que se puedan presentar en el corto plazo e invitan a las comunidades a tomar precauciones y a reportar cualquier afectación o anomalía en el ecosistema que pueda estar asociada al invierno para prevenir tragedias.
Si bien las entidades de gestión del riesgo todavía pueden responder ante eventos como deslizamientos de tierra o desbordamientos de ríos o quebradas, difícilmente pueden hacer algo para prevenir o combatir las afectaciones por el aumento de rayos que caen por estos días en el Valle de Aburrá y en todo el departamento.
De acuerdo con un estudio de la Universidad Nacional, llamado Evaluación del riesgo por rayos para Colombia, publicado en 2019, Antioquia es el departamento de Colombia donde es más posible morir por el impacto de un rayo. Este estudio consultó diversas bases de datos del Dane y determinó que en las dos décadas comprendidas entre 1997 y 2017, en el país se registraron un total de 1.313 muertes por rayos, esto significa un promedio de cinco personas fallecidas al mes.
De esas 1.313 muertes, 242, es decir, el 18,4 % ocurrieron en Antioquia, un promedio muy por encima del segundo departamento en la lista, que es Cauca, donde ocurrieron 150 muertes por rayos en 20 años, y de Valle del Cauca, que cierra el podio con 85. Un estudio de la Nasa, publicado en 2018, señaló que en Cáceres, Bajo Cauca antioqueño, era el municipio donde más caían rayos en todo Colombia, con una media de más de 6.600 descargas al mes.
El Siata explica que el Valle de Aburrá es una de las regiones del mundo con mayor actividad eléctrica por su ubicación topográfica y por ser un terreno montañoso, lo que facilita un ascenso mecánico de aire.
(Vea también: ¿Cómo se puede evitar el impacto de un rayo durante una tormenta eléctrica?)
“La actividad eléctrica es un fenómeno que puede ser favorecido por mecanismos de naturaleza mecánica o termodinámica, que dan lugar a un ascenso vertiginoso de aire húmedo, al que denominamos convección. Una convección o ascenso rápido de aire genera una descarga eléctrica, y uno de los factores más determinantes de la actividad convectiva es la radiación solar incidente.
Como el trópico es la zona del planeta con mayor cantidad de radiación solar recibida a lo largo de un año, el Valle de Aburrá se ve “favorecido” en la convección y, por lo tanto, hay más generación de descargas eléctricas por su cercanía al Ecuador (zona tropical)”, explican desde la entidad.
Finalmente, el estudio de la Universidad Nacional mostró que en los años donde más muertes se presentaron por lluvias fueron 1999, 2001, 2003, 2004, 2005, 2006, 2008, 2009, 2012 y 2014, años donde o bien se presentó el fenómeno de La Niña o de El niño. Asimismo, el 31 % de los casos se presentaron en los meses de marzo y mayo y el 34 % entre septiembre y noviembre.
El estudio también concluyó que la posibilidad por morir de un rayo en Colombia en una zona rural es 10 veces mayor que en área urbana y que los hombres tienen cuatro veces más posibilidades de morir impactados por un rayo que las mujeres.
Entre las recomendaciones más comunes para tener en cuenta en caso de tormentas eléctricas está evitar la práctica de actividades al aire libre, alejarse de pararrayos naturales como los árboles, y en zonas abiertas acercarse a zonas cerradas o pequeños valles. Asimismo, desconectar los dispositivos electrónicos.
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