CTBTO supervisa una red de cientos de estaciones de seguimiento de pruebas de armas nucleares en cualquier parte del mundo; una de sus estaciones de monitoreo registró el pasado 22 y 23 de junio altos niveles de radiación.

La publicación que realizó el secretario general alertaba de partículas radioactivas conocidas como cesio-134, cesio-137 y rutenio-103.
Su publicación venía acompañada de un mapa que muestra dónde se pudieron originar las primeras partículas 72 horas antes de su detección.

El área cubre los extremos de Dinamarca y Noruega, así como el sur de Suecia, gran parte de Finlandia, países bálticos y parte del oeste de Rusia, incluido San Petersburgo.

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Sin embargo, Rusia se ha pronunciado frente a las especulaciones acerca del origen de dicha nube mediante la agencia TASS, que cita al portavoz Rosenergoatom Concern (parte de la corporación estatal de energía nuclear de Rosatom).

“Las emisiones agregadas de todos los isótopos especificados en el periodo mencionado no superaron los números de referencia. No se han producido incidentes relacionados con la liberación de radionucleidos fuera de las estructuras de contención”, informó la compañía.

El Instituto Nacional Holandés para la Salud Pública y el Medio Ambiente (RIVM) anunció en su sitio web que realizaron un análisis con los datos disponibles para encontrar las posibles causas y ubicación de origen.

“Algunos informes recientes de los medios afirmaron, posiblemente basados en una traducción errónea de nuestro informe original, que los radionucleidos se originaron en el oeste de Rusia”, comentó RIVM.

Además, mencionaron que no se puede determinar una ubicación más específica para la fuente debido al número limitado de mediciones y explicaron las posibles causas.

“Las sustancias radiactivas detectadas son artificiales, lo que significa que están hechas por el hombre. La combinación de radionucleidos puede explicarse por una anomalía en los elementos combustibles de un reactor nuclear”, aclaró el instituto.