Eran las ocho de la mañana cuando Wang Fuman llegó a su colegio literalmente congelado. Tenía el pelo y las cejas completamente cubiertas de nieve, mientras sus manos y mejillas estaban coloradas y quemadas. El niño, que cursa tercero de primaria, acababa de caminar cerca de una hora a – 9ºC.
Su profesor compartió la foto en compartió en Sina Weibo, la red social más popular de China, su historia se viralizó y provocó un debate sobre el impacto de la pobreza en los niños de las regiones rurales.

En otra se ven sus manos agrietadas e hinchadas de Wang sobre una hoja de examen casi perfecta pues se le dan especialmente bien las matemáticas, tal y como se puede ver en los ejercicios puntados con una nota de 99 sobre 100.

La historia de Fuman es el reflejo de los conocidos como ‘niños dejados atrás’ que viven en las zonas rurales o aldeas para vivir con sus hermanos y abuelos mientras sus padres se ven obligados a abandonarlos para buscar trabajo en las ciudades.
Es la consecuencia de la industrialización salvaje y desigual que vive el gigante asiático de más de mil millones de habitantes y que afecta a 61 millones de menores, mientras 247 millones de inmigrantes económicos tienen una edad media de 29,3 años, según datos publicados en 2016 por la agencia estatal National Health and Family Planning Commission y reportados por el South China Morgen Post.
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Las estadísticas oficiales encontraron en 2016 que alrededor de 43.3 millones de residentes rurales aún vivían por debajo de la línea de pobreza oficial del país de 2.300 yuanes (aproximadamente un millón de pesos) al año en el país de 1.4 billones de personas.
Pero la atención en línea no ha sido sin recompensa: Beijing News anunció en su cuenta de Weibo que hasta el miércoles, los simpáticos usuarios de Internet habían donado 100.000 yuanes ($ocho millones de pesos) a la escuela de Wang y otra escuela en el área. Cada estudiante recibirá 500 yuanes ($ 30.000) individualmente.
“De momento, su historia ha inspirado la bondad de muchas personas que se han ofrecido a hacer donaciones de ropa y dinero al pequeño y a otros niños que, como él, apenas tienen dinero para comprarse un abrigo adecuado. La familia sobrevive con los 250 euros que les envía su padre y los dos cerdos que cría y cuida el mismo Wang cuando llega del colegio. Pero esta semana la ayuda les tocó de cerca”, informó La Vanguardia.

“Todavía no hemos hecho suficiente trabajo para ayudar a los pobres”, dijo un comentarista de la plataforma Weibo, similar a Twitter. Otro usuario señaló: “China tiene muchos niños como este”. Varios usuarios de redes sociales también acusaron a los medios de explotar a “Frost Boy” y provocar que se “sobreexiga” haciendo que aparezca en una serie de informes en video.
Pero a pesar de la cruda realidad, “Wang se esmera cada día para llegar puntual a clase. Es un alumno ejemplar, que el día de la foto acudía a hacer los últimos exámenes finales que le quedaban. De mayor, le dijo a los periodistas, quiere ser policía para atrapar a la gente mala”, agregó el diario.
“Quiero ser un oficial de policía para luchar contra los malos”, dijo Wang a The Paper, una publicación con sede en Shanghai.
“El viaje a la escuela es frío, ¡pero no es difícil!”: Wang Fuman

Con AFP.
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