
El arsenal de Wagner contaba con cerca de 400 máquinas de guerra en una de sus columnas más robustas y se dirigía a la capital rusa a tomar venganza del ataque del que sus integrantes dicen fueron objeto.
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Los mercenarios habían salido de Ucrania, donde peleaban a favor de la invasión dirigida por Vladimir Putin, que los contrató para tal fin, pero se declararon en rebeldía luego de que las fuerzas rusas los atacaran
La llegada a Moscú estaba programada para este mismo fin de semana, pues se decía que Putin estaba resguardado en el Kremlin, aunque fuentes extraoficiales aseguraban que habría huido había San Petersburgo, su ciudad natal.
De hecho, los mercenarios ya estaban a tan solo 200 kilómetros de la capital rusa, donde la Policía los esperaba con ametralladoras y armas de alto calibre, cuando su jefe les dio la orden de regresar a sus bases.




Wagner detiene avance a Moscú y da respiro a Vladimir Putin
El cabecilla de los paramilitares informó que la detención del avance obedece a evitar una matanza:
“Ha llegado el momento de que se puede derramar sangre. Por eso, comprendiendo toda la responsabilidad de que se derrame sangre rusa por una de las partes, nuestras columnas dan media vuelta y regresamos a nuestras bases de acuerdo al plan”, afirmó en un mensaje de audio en su canal de Telegram.
Sin embargo, se dice que la intervención de otros países, como Bielorrusia, aliado de la autocracia rusa, intercedieron para que los mercenarios frenaran su camino.
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