Escrito por:  Redacción Mundo
Dic 7, 2023 - 10:47 am

No solo son los túneles en los que se esconden sus escurridizos milicianos, ni las nubes de polvo por los mortales bombardeos de Israel, ni las montañas de ruinas y escombros que dejan esos incesantes ataques, los que ocultan al grupo islamista palestino Hamás. Una parte de la opinión mundial también lo ha invisibilizado desde cuando hace dos meses, el sábado 7 de octubre, lanzó un brutal ataque contra varios kibutz en territorio israelí, y asesinó a 1.200 personas y secuestró a otras 240, entre ellas, niños, mujeres y adultos mayores.

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En ese mismo momento, Israel desató una feroz contraofensiva en Gaza, desde donde Hamás ejecutó su ataque y en donde se esconde detrás (debajo, para ser más exactos) de la población civil. Desde entonces es como si la fuerza de defensa israelí fuera la única en contienda, señalada además de agresión e, incluso, de “genocidio” por el presidente de Colombia, Gustavo Petro.

Petro, lo mismo que otros representantes de la izquierda mundial, desde la más moderada hasta la más recalcitrante, se refieren el conflicto en la Franja de Gaza sin hacer ninguna alusión ni señalar ninguna responsabilidad a Hamás. Además de ese silencio sobre el actor que provocó el conflicto, su discurso apela permanentemente a la sinécdoque, figura retórica que consiste en designar una cosa con el nombre de otra, pues aseguran que los ataques de Israel van dirigidos contra el pueblo palestino (que es subyugado por Hamás) y no contra el grupo islamista armado.

Esa actitud de ocultamiento de Hamás y su responsabilidad quedó patente el martes pasado cuando la directora de Unicef, Catherine Russell, condenó la “violencia sexual” cometida contra mujeres israelíes el 7 de octubre. “Los relatos de violencia sexual […] en Israel son horribles”, escribió X (antes Twitter). “Las supervivientes deben ser escuchadas, apoyadas y atendidas. Las denuncias deben investigarse a fondo. Condenamos la violencia de género y todas las formas de violencia contra mujeres y niñas”.

Las declaraciones de Russell dejan por fuera de la ecuación a Hamás, como si en este terrible hecho solo hubiera habido víctimas y no victimarios. Por eso, Israel las consideró, además de tardías, insuficientes, ya que, según el gobierno, no menciona a los autores de esa violencia sexual: los combatientes de Hamás.

El portavoz de la cancillería israelí, Lior Haiat, lamentó que “Unicef haya tardado casi dos meses en hablar de las víctimas israelíes” y que Russell no mencione a Hamás en su mensaje. “Es otra manera de cerrar los ojos ante las atrocidades cometidas por Hamás […]. Al no mencionar a Hamás, legitima sus actividades”, indicó a AFP.

Dos momentos en los que Hamás se ha dejado ver

En este conflicto, los dos momentos en que se le ha visto claramente la cara a Hamás fue el 7 de octubre cuando sus milicianos ingresaron violentamente a Israel, vestidos de civil por decisión táctica y fuertemente armados; y durante la semana de tregua en Gaza, del 24 de noviembre al primero de diciembre, que permitió la liberación de 105 rehenes, entre ellos, 80 israelíes canjeados por 240 palestinos detenidos en las cárceles israelíes.

Durante esas liberaciones, Hamás usó la entrega de secuestrados como una aguja hipodérmica (de la misma forma que lo hace el Eln en Colombia) para enviar el mensaje que deseaban. Impecablemente uniformados, le mostraron al mundo que, en medio de la devastación de Gaza, ellos están incólumes, disciplinados y organizados, lo cual probaría también que las fuerzas de Benjamín Netanyahu se han equivocado de cabo a rabo y no les han hecho mella a ellos con los bombardeos, sino a los civiles.

Esto refuerza el más contundente argumento que pesa hoy sobre Israel, relativo al hecho de que, según Hamás, los bombardeos dejan un saldo de más de 16.000 víctimas mortales civiles, la tercera parte de ellas, niños. Las contundentes imágenes de menores muertos o heridos son también la muestra de que Israel está perdiendo la guerra mediática porque Hamás convirtió a Gaza en su más poderosa arma de propaganda.

Las entregas de rehenes con cuentagotas durante la semana de tregua también tuvieron otro aspecto que llamó la atención. El hecho de que los integrantes de Hamás se mostraron solícitos, diligentes, cuidadosos y serviciales con sus víctimas, a las que habían raptado violentamente el 7 de octubre. Es como si se hubiera presentado una suerte de síndrome de Estocolmo en doble vía entre captores y secuestrados.

X: @FDIonline
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Fue sorprendente la forma en que los hombres fuertemente armados se despidieron de sus víctimas: mientras con una mano sostenían su fusil AK-47 en bandolera sobre el pecho y apuntando hacia el piso, con la otra les decían adiós a sus rehenes, como si acabaran de llegar de un paseo y ahora cada uno tuviera que volver a su casa. La actitud relajada de las víctimas tendría una explicación.

Hagar Mizrahi, jefa de Medicina General en el ministerio de Salud israelí, dijo el martes de esta semana ante el Parlamento de ese país que los integrantes de Hamás drogaron a rehenes antes de liberarlos. Aseguró que les “dieron pastillas de Clonex para que parecieran tranquilos y felices”, aunque no precisó si basaba esa afirmación en testimonios o en análisis sanguíneos practicados a los rehenes. “También les dieron un poco más de comer justo antes de su liberación para que, al salir del cautiverio, estuvieran en mejor forma”, agregó, sin precisar a cuántos rehenes se refería.

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El real comportamiento de los milicianos de Hamás con sus rehenes quedó al descubierto esta semana cuando se supo que, entre los que fueron abatidos durante los primeros días de la respuesta de Israel, los investigadores descubrieron una “lista de tareas” sobre el secuestro de rehenes y una “guía de conversación” con ellos. La lista incluye “cubrir los ojos y atar las manos de todos los rehenes adultos [hombres y mujeres]”, “registrar el lugar de la detención y la ropa de los rehenes” o “matar a aquellos que causan problemas y a quien intente escapar”.

La “guía de conversación”, igualmente mostrada a la AFP, recoge una cincuentena de expresiones “importantes en hebreo”, transcritas fonéticamente para dirigirse a los rehenes: “no te muevas”, “ven”, “manos al aire, separa las piernas”, “túmbate”, “cállate”, “date prisa”, “levántate”, “cálmate”, “los hombres aquí, las mujeres aquí, los niños aquí”, entre otras. Las cosas en cautiverio no debieron ser tan color de rosa como quiso mostrarlo Hamás durante las liberaciones.

Hamás ha sido duramente golpeado por la arremetida israelí, que ha abatido también a varios cuadros de esa organización calificada como terrorista por Estados Unidos, Australia, Francia, el Reino Unido y la Unión Europea, entre otros. Pero si Israel no consigue sus objetivos pronto, la presión mundial podría incrementarse ante la magnitud de las imágenes que llegan de Gaza, en donde Hamás seguiría invisibilizándose y siendo invisibilizado por muchos.

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