De acuerdo con la investigación de las autoridades, la enfermera, de 36 años, comenzó a extraer la sangre de su hijo cuando tenía 11 meses de edad hasta que cumplió 6, publica el diario The Local.

El menor, que ahora tiene 7 años y que vive con su papá, sufrió una enfermedad intestinal poco después del nacimiento, pero a medida que pasaban los años los médicos no podían explicar por qué tenía tan poca sangre en su sistema, explica el medio dinamarqués.

A lo largo de los años, los médicos que trataban al niño tuvieron que administrarle 110 transfusiones de sangre para remediar la situación, indica The Local.

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La mujer, que no fue identifica por ese medio, dijo que no apelará el veredicto emitido por la corte: “No es una decisión que tomé conscientemente. No sé cuándo comencé a hacer lo que no tenía derecho a hacer. Llegó gradualmente. Tiré la sangre al inodoro y puse las jeringas en la basura”, dijo durante su juicio.

Los médicos, preocupados por la situación del menor cada vez que lo veían, alertaron a la policía de lo que estaba pasando y luego de la investigación, arrestaron a la enfermera en septiembre de 2017, con una bolsa de sangre en su poder, detalla The Local.

Expertos siquiátricos dijeron al tribunal que creían que la madre padecía el síndrome de Munchausen por poder, una condición rara en la que una persona fabrica una enfermedad a alguien indefenso y lo somete a tratamientos médicos innecesarios. Sin embargo, la consideraron lo suficientemente sana como para ir a la cárcel, finaliza el diario de Dinamarca.