La deportista, alpinista y escaladora española Beatriz Flamini completó el reto que se había propuesto hace dos años de permanecer dentro de una cueva durante 500 días sin ningún tipo de comunicación con el mundo exterior.

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Flamini había ingresado el 21 de noviembre de 2021 y salió este viernes 14 de abril con ayuda de miembros del grupo de Actividades Espeleológicas de Motril de Granada con una sonrisa, gafas de oscuras para proteger sus ojos ante la exposición solar y con buena salud, aparentemente.

La salida duró aproximadamente 40 minutos y se dio de la mano de dos espeleólogos y una psicóloga, los cuales fueron los primeros contactos de la mujer de 50 años en más de 16 meses.

A las afueras de la cueva estaban las personas que hicieron parte del proyecto, amigos y familiares de Flamini, un grupo de médicos expertos para hacerle las primeras revisiones y unos periodistas, a los que no quiso atender en primera instancia argumentando que luego venía la rueda de prensa en donde hablaría de toda la experiencia.

Rueda de prensa y experiencias de Beatriz Flamini

“Nunca pensé en abandonar el reto, yo estaba bien y la verdad no quería salir“, dijo Flamini en la rueda de prensa que ofreció en el Centro de Desarrollo Turístico de Motril, en España. Y agregó: “Lo más duro fueron las moscas. Hubo una invasión, pusieron larvas y no lo controlé. Pero todo ha sido estupendo”.

Además, aseguró que no sabía cuánto tiempo había pasado, al decir: “Pensé que iban como 160 o 170 días. Cuando los vi venir creí que venían a decirme que tenía que salir porque había pasado algo en el exterior. De hecho, estaba durmiendo, o bueno, dormitando. He visto a David y bueno, no diré más porque no leen el libro”, concluyó.

Cuál era el objetivo de ‘Timecave’

La deportista contactó a la productora Dokumalia para presentarles el proyecto que tenía en mente que, en pocas palabras, era documentar cómo vive una persona completamente aislada del mundo exterior dentro de una cueva. Para eso se pusieron tres cámaras de acción y la deportista tenía que ir cambiando las memorias constantemente.

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Al completar con éxito el desafío, rompió el récord mundial como la persona que pasó más tiempo bajo tierra, un hito que nadie más había conseguido ya que estar tanto tiempo sin contacto con la luz solar puede traer incluso demencia.

Los días los pasaba pintando, haciendo ejercicio, leyendo y documentando lo que iba experimentando, pero nunca habló ni se comunicó ni siquiera con ella misma. “En la cueva he respetado mucho el silencio, no emitir ninguna comunicación. No hablaba sola, sólo hacía un alarido, ¡no!, porque la cueva estaba llena de agujeros y cuando se me caía algo lo perdía”, explicó.

Las universidades de Granada y Almería han seguido de cerca para estudiar cómo afecta el aislamiento social y la desorientación temporal extrema a la percepción del tiempo, así como los cambios neuropsicológicos que ha conllevado este tremendo desafío ante la soledad, la ausencia de luz natural y el aislamiento cognitivo y social.

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“¿Si volvería a la cueva? Volvería con otro proyecto, de hecho ya tengo algo en mente“, aseguró, aunque antes del ‘Timecave’ proyectaba una expedición por Mongolia que, según comentó, aún mantiene en mente: “Esto ha sido un entrenamiento emocional y mental para ese gran proyecto que es Mongolia”.