“Está lloviendo y pusieron la válvula de pato. Ahora la periodista empieza a j…r porque su casa, remodelada por debajo del nivel del mar, se inunda”, dice el mensaje de sus vecinos, que le reenviaron a Ernesto Chalela, esposo de Jessica, haciendo referencia a las varias quejas de ella sobre las veces que su residencia en Cartagena se ha inundado, por culpa de “la corrupción” que no deja que hagan bien las obras en esa ciudad.
Por eso, el marido se lo mostró a la presentadora y ella se despachó en Instagram contra quienes hicieron el comentario. Su post de rechazo comienza así:
“Hago público [el chat] porque me aterra la indolencia,egoísmo e indiferencia de vecinos que escribieron esto. Les recuerdo algo que ustedes saben más que yo porque llevan viviendo toda su vida aquí. Las calles de Cartagena, no solo de mi barrio, siempre se han inundado. Algo que ninguna administración ha dado para solucionar. Pero ahora también se están inundando las casas. Ojo, no solo la mía, si no todas las de alrededor”.
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Luego, la famosa llamó “mentirosos” a los que dicen que su vivienda fue remodelada por debajo del nivel del mar y aclaró que esta es de la familia de su esposo “desde hace 50 años”.
“Lo increíble es que porque me quejo y hago un llamado, yo soy la que jode por un problema que nos afecta a toda una comunidad y no pasa nada con el Alcalde que hizo esa pésima obra y que ¡nadie dice nada! Yo por lo menos no me quedo callada porque conozco al Alcalde, o porque es vecino mío o porque mis hijas estudian en el mismo colegio. Yo no me quedo callada para ser cómplice de las pésimas administraciones que ha padecido Cartagena y que ¡por eso está la ciudad como está!”, añadió.
Si bien en su publicación cuestionó a los que la criticaron y a los que se quedan callados, por conveniencia o porque no los afecta directamente el problema, Jessica también aplaudió a los que no tienen “actitud egoísta” y, como ella, buscan que la ciudad progrese y resolver el lío, pues esto podría tener consecuencias mayores y lo que más le preocupa a la presentadora son su bebé y las otras dos hijas de su esposo que residen en la casa.
“Les tengo dos noticias […] la mala es que voy en sus términos a seguir ‘jodiendo’ y la buena es que en mis términos voy a seguir luchando para que este problema y muchos otros como la pobreza, la desigualdad y el hambre que aqueja a la ciudad y a la que la mayoría de los que viven ‘al otro lado’ les son indiferentes, se disminuyan. En mi casa tengo 3 niñas (1, 8 y 11 años) que podrían, ni Dios lo quiera, adquirir una bacteria por esa agua de alcantarilla que entra cada vez que llueve. Lo que sufren muchos niños en la ciudad. ¡Así que haré lo que sea necesario por evitarlo!”, puntualizó.
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