Todo comenzó cuando De Bedout interrogó al funcionario, al menos en tres oportunidades, sobre si las bebidas azucaradas, la caña de azúcar, no sufren modificación en el proyecto de reforma tributaria. Pero la farragosa exposición del funcionario en la emisora no les dejó claras las cosas a los periodistas, ni a la audiencia.

“Viceministro, yo no sé si esté leyendo mal, pero usted me corrige”, le dijo Sánchez Cristo, y leyó el Artículo 424 del actual Estatuto Tributario: “Bienes que no causan el impuesto. Los siguientes bienes se hallan excluidos del impuesto, por consiguiente su venta o importación no causa el impuesto sobre las ventas. Para tal efecto se utiliza la nomenclatura arancelaria andina vigente”.

Y Sánchez Cristo precisó que se refiere a caña de azúcar, agua, incluida agua mineral, natural o artificial, gaseada, sin adición de azúcar u otro edulcolorante ni aromatizado hielo y nieve.

Pero el proyecto de reforma tributaria, añadió el periodista, dice: “Modifíquese el artículo 424 del Estatuto Tributario, el cual quedaría así: ‘No incluye esas posiciones arancelarias’”.

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“Viceministro, ¿entonces, cómo quedamos? ¿Estoy leyendo mal?”.

“Queda exactamente como lo está leyendo”, respondió Rodríguez. “Pero fíjese que la pregunta de Félix iba asociada no a ese artículo del IVA, sino a los impuestos adicionales a las bebidas azucaradas. Son dos cosas diferentes…”, intentó responder el Viceministro.

“No, no, no”, lo interrumpió Sánchez Cristo. “Viceministro. Si leí bien, entonces la caña de azúcar queda sin impuesto”.

“No, así estaba”, dijo Rodríguez.

“Por eso. Pero vuelve la pregunta: ¿Cuál es la diferencia entre un tomate y la caña de azúcar?”, insistió el director de la emisora.

“Estos son… estamos hablando de temas… el impuesto este no hace referencia a los IVA particulares de cada uno”, titubeó el funcionario. “Son artículos que son separados, Julio. Aquí simplemente se está haciendo a los trámites aduaneros y ese tipo de cosas. Son cosas aparte. Fíjese que además incluso la caña de azúcar es diferente a la discusión de bebida azucarada. Yo insisto ahí que…”.

“Viceministro”, interrumpió Sánchez Cristo otra vez. “¿De dónde salen las gaseosas? ¡Pues salen de la caña de azúcar!”.

“Pero eso son cosas diferentes”, dijo el funcionario. “En el mundo existen sobretasas a la bebida…”.

“Viceministro, es que usted no responde la pregunta: ¿Cuál es la diferencia entre el azúcar y la sal? ¿Cuál es la diferencia entre un tomate y el azúcar? ¡Dígamela!”, exigió, airado, Sánchez Cristo.

El Viceministro intentó una respuesta que no satisfizo al periodista, que le planteó cambiar el tema: “Los periódicos y las revistas, el papel, ¿cómo quedan?”, preguntó Sánchez Cristo.

“Igual: es un bien más”, dijo Rodríguez. “No es una discriminación hacia equis o ye sector…”.

“Pero es que, Viceministro, de verdad, usted nos enreda demasiado”, reclamó Sánchez Cristo.

“¿Por qué, Julio?”, preguntó el funcionario.

“Porque usted dice que todo queda igual. Entonces, ¿para qué están presentando una reforma tributaria? Leo que hay una modificación en el impuesto a las revistas y los periódicos y usted dice: ‘No, queda igual’”, recriminó el periodista.

“No. Quedamos igual única tarifa. Me refiero a la tarifa. Una tarifa igual. La igualdad me estoy refiriendo en la tarifa”, dijo, enredado, el funcionario.

“Los periódicos y las revistas tenían un beneficio tributario. ¿Se acaba o no se acaba? Pero conteste, viceministro”, le precisó Sánchez Cristo.

“En la propuesta que tenemos, tenemos una única tarifa que grava sin importar si es un periódico o si es…”.

“Entonces, se acaba el beneficio tributario para periódicos y revistas. Esa es la respuesta”, dijo tajante Sánchez Cristo.

“Sí, señor. Si se entiende de esa manera”, admitió Rodríguez.

“A ver, viceministro. De verdad. Un poquito de respeto con los oyentes”, pidió el periodista, e intentó aclarar que si bien los periódicos y las revistas van a tener que tributar, y que antes no tributaban, el azúcar sigue libre de tributar. “No, me rindo”, dijo después, agotado, Sánchez Cristo.

“Yo no entiendo otra cosa”, agregó enérgico: “¿Dónde está el Ministro de Hacienda? Es que esto lo está defendiendo el viceministro y unos exdirectores de la Dian. ¿Por qué no aparece el Ministro?”.

Y De Bedout terminó la reprimenda al confundido funcionario: “El problema es el Ministerio. O sea: ¿el Ministro escondiéndose detrás de un muchacho de 19 años? El Ministro de Hacienda está muy grandecito. Que no se esconda detrás del Viceministro”.