Algunos autores gastronómicos le atribuyen al francés Claude Geleé, alias Le Lorrain, la creación de la pasta de hojaldre en el siglo XVII. Otros, aseguran que el famoso pastelero Feuillet, pero también hay registros históricos de pastelillos de milhojas hechos por los aztecas, infinidad de menciones en la cocina medieval islámica e incluso una cita del obispo Roberto de Amiens en 1311 sobre la pasta hojaldrada en la Francia de Carlos V.

A pesar de que no haya un consenso, o evidencia irrevocable sobre el origen del hojaldre, lo cierto es que es un producto de pastelería que se hace relativamente fácil, y con un amplio espectro de variables para todos los gustos.

Según la organización Los Alimentos, la masa de hojaldre – de 100 gr. congelada- tiene 556 calorías (Kcal), vitaminas B3, B9, E y K, no contiene azúcar. Para ser más específicos, un pastel, de los que se comen habitualmente, tiene más de 300 Kcal., lo que explica el porqué es una buena fuente de energía.

Otra ventaja del hojaldre es que tiene muchas variantes y preparaciones distintas. Algunas de estas son las tartas, ‘quiches’, tortas, ‘chaussons’, ‘paté lorrain’, milhojas, cruasán, entre otros.

El artículo continúa abajo

Este segmento gastronómico (productos hojaldrados), es uno en el cual “tienen más presencia en las panaderías tradicionales” en Colombia. Por eso, el gerente general de Bimbo, Fernando López, en una entrevista, reconoció que esta es “una nueva categoría” a la cual quiere apostarle la marca mexicana.

“Creemos que aquí hay posibilidades de desarrollo, trayendo algunos productos, viendo la oferta local para replicarla a nivel industrial y aprovechando la dinámica que tenemos”, dijo López.

Teniendo en cuenta la importancia del hojaldre en la tradición pastelera, Bimbo lanzó -inicialmente- 3 productos, los cuales ya se comercializan en el país, de la nueva línea llamada ‘Bimbojaldres’. Entre estos están los conocidos corazones azucarados, las ‘hojaldritas’ (láminas de hojaldre) y ‘crokanticas’.