El salón donde florece la calma: Bogotá inspira al mundo con su Aula de la Tranquilidad escolar
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Visitar sitioUn aula en Bogotá rompe esquemas al unir neuroarquitectura y educación para resolver conflictos infantiles.
En la ciudad de Bogotá, el Colegio Nueva York ha dado un paso notable hacia la innovación educativa mediante la creación del “Aula de la Tranquilidad”, un espacio que se distingue por su enfoque neuroarquitectónico orientado al manejo de conflictos escolares en niños de hasta siete años. La iniciativa, encabezada por Meliza Peña Beltrán, directora del preescolar en la institución, surge de la integración de la neurociencia, la pedagogía y la arquitectura para conformar un ambiente que promueve tanto la regulación emocional como el aprendizaje de habilidades socioemocionales. Un elemento central de este espacio es el manzano simbólico, concebido como una metáfora que representa las raíces del conflicto y su resolución mediante la conciliación, lo que introduce a los estudiantes en un ejercicio reflexivo y transformador.
El “Aula de la Tranquilidad” ha alcanzado reconocimiento internacional tras ser distinguido en Canadá y anunciado para su próxima implementación en cinco colegios de Japón. Esta expansión representa un reflejo de la creciente tendencia global por integrar la neuroarquitectura en contextos educativos, una disciplina que, según estudios citados por la Universidad de Harvard, demuestra que los espacios físicos influyen significativamente en las emociones, el bienestar y la productividad académica. Al incorporar criterios biophilic —es decir, elementos naturales como plantas, luz y materiales orgánicos—, esta aula promueve la reducción de los niveles de estrés y la mejora de la concentración entre los estudiantes.
De acuerdo con investigaciones en neuroeducación llevadas a cabo por la Universidad de Toronto, los ambientes diseñados para ser emocionalmente seguros están vinculados con la activación del sistema límbico, especialmente en áreas cerebrales relacionadas con la empatía y el autocontrol. Esto facilita en los niños respuestas más meditadas ante situaciones de conflicto, lo que incide directamente en la prevención del acoso escolar y fomenta la convivencia pacífica en el entorno educativo. La apuesta del Colegio Nueva York, pionera en Colombia, se encuentra alineada con prácticas internacionales en países como Finlandia y Estados Unidos, donde la infraestructura escolar orientada al bienestar emocional ha demostrado mejorar el clima en las aulas.
Además del efecto transformador experimentado por los estudiantes, el impacto de este modelo se ha extendido a profesores, padres y demás miembros de la comunidad escolar, quienes también han percibido sus beneficios restaurativos. Programas similares implementados en diversos países evidencian que, al atender la dimensión emocional de los niños, es posible no solo manejar mejor los conflictos, sino también favorecer el rendimiento académico y la salud mental en el ámbito escolar.
El reconocimiento internacional y la replicabilidad del “Aula de la Tranquilidad” en Japón sugieren que la neuroarquitectura no es solo tendencia, sino una estrategia sustentada en evidencia científica para crear espacios educativos inclusivos y emocionalmente inteligentes. El respaldo de investigaciones y el interés de diferentes sistemas educativos consolidan este modelo como un referente mundial, y abren la puerta a futuros estudios que examinen con mayor extensión el impacto de estos ambientes sobre el desarrollo socioemocional y académico de los estudiantes.
¿Cómo influye la neuroarquitectura en el aprendizaje de los niños?
La pregunta surge a partir del creciente interés en vincular la neurociencia y el diseño espacial en la educación. La neuroarquitectura, al considerar cómo los ambientes afectan el cerebro y las emociones, puede transformar la experiencia de aprendizaje. Según estudios académicos mencionados en el artículo, espacios con elementos naturales y cuidadosamente diseñados estimulan regiones cerebrales responsables de la empatía, la concentración y la autorregulación emocional. Así, las aulas que aplican estos principios ofrecen entornos propicios para el desarrollo de habilidades cognitivas y sociales. Empresas y escuelas alrededor del mundo ya exploran estos beneficios, lo que motiva un análisis más profundo sobre cómo el diseño del espacio escolar puede potenciar no solo el rendimiento académico, sino también el bienestar psicológico de los estudiantes.
¿Qué significa “biophilic” en el contexto educativo?
El término “biophilic” hace referencia a un enfoque de diseño que integra elementos de la naturaleza —como plantas, luz natural o materiales orgánicos— en los espacios construidos. En el ámbito educativo, la biophilia se traduce en aulas que incluyen vegetación viva, acceso visual a la naturaleza y ambientes que evocan tranquilidad, lo que, según datos citados en este artículo, contribuye a reducir el estrés y mejorar la capacidad de aprendizaje de los niños. La implementación de este tipo de diseño representa una estrategia efectiva para fortalecer la salud emocional y la conexión de los estudiantes con su entorno, una prioridad creciente en la educación contemporánea.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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