Mamá de Lyan Hortúa publica fotos y mensaje sobre dura situación de su hijo: "Quisiera tener poderes"
Tú navegador no es compatible para reproducir este audio
Con emotivos mensajes, reveló el impacto emocional que el traumático episodio dejó en el menor y expresó su deseo de sanación a través del amor y la fe.
Uno de los casos más impactantes ocurridos recientemente en Colombia fue el secuestro de Lyan Hortúa, un niño de apenas 11 años que permaneció privado de su libertad durante 18 días. Este trágico episodio ocurrió cuando un grupo de hombres armados irrumpió en la vivienda familiar, llevándose al menor en medio del caos y dejando a sus seres queridos sumidos en el dolor y la desesperación.
(Vea también: Giro en caso de Lyan Hortúa: aparece nueva versión del secuestro e involucraría a padrastro)
Su madre, Angie Bonilla —conocida en redes sociales como ‘Barbie Vanessa’— ha sido una de las voces más visibles desde entonces, expresando con valentía cómo este episodio marcó profundamente a su hijo y a toda la familia.
Lyan fue liberado el pasado 21 de mayo, poniendo fin a una pesadilla que parecía no tener fin. Desde entonces, la familia ha intentado retomar la normalidad, aunque las secuelas emocionales del menor siguen siendo evidentes. En redes sociales, Angie ha compartido algunas reflexiones conmovedoras que reflejan el proceso que están atravesando. A pesar de que ha pasado casi dos meses desde la liberación, el pequeño no ha podido borrar de su mente las imágenes ni las emociones vividas durante su secuestro.
En una de sus publicaciones más recientes, Angie expresó el dolor y la impotencia que siente como madre al ver que su hijo lucha cada día con los recuerdos de aquel momento traumático.
“Como mamá quisiera tener poderes para evitar el dolor y sufrimiento de mis hijos. Cuánto quisiera poder borrar de la memoria de Lyan esos momentos de dolor… y sencillamente no lo puedo hacer. Solo me queda esperar que el inmenso amor de Dios lo haga”, escribió.
La madre también compartió un dibujo hecho por su hijo que la conmovió profundamente. En la ilustración, se puede ver a varios hombres armados y a Lyan en medio de ellos, una imagen que refleja con crudeza lo vivido. El dibujo, titulado por el propio niño como ‘Una imagen vale más que mil palabras’, es una muestra clara de que el episodio aún está muy presente en su mente y corazón.
Angie explicó que, al ver el dibujo, comprendió que hay heridas que solo el tiempo y la fe pueden sanar: “Hoy Lyan hizo un dibujo que conmovió mi corazón y me recordó que solo Dios podrá sanar lo que en él se rompió. Hay cosas que no dependen de mí, que tengo que dejar actuar a Dios sin exigencias. Solo dejando que sea su tiempo, que siempre será mejor que el mío”.
Este mensaje no solo refleja el dolor de una madre, sino también la esperanza que mantiene viva gracias a su fe. Angie se ha convertido en una figura de fortaleza, mostrando que el camino de sanación es lento pero posible. La familia, que tiempo atrás fue señalada por mostrar una vida rodeada de lujos debido al negocio de joyas que manejan, ha optado por mostrarse ahora desde una perspectiva más humana y vulnerable, dejando claro que ningún nivel económico protege del sufrimiento cuando se trata del bienestar de un hijo.
El caso de Lyan Hortúa dejó al descubierto la cruda realidad del secuestro en Colombia, una problemática que continúa afectando a muchas familias. Si bien la historia de Lyan tuvo un final afortunado con su liberación, las consecuencias emocionales apenas comienzan a sanar. Su historia es también un llamado a la empatía y a la reflexión sobre los efectos duraderos que este tipo de violencia deja en los más inocentes.
Hoy, la familia de Lyan sigue unida, apoyándolo en su proceso de recuperación emocional. Mientras tanto, su madre continúa compartiendo mensajes de fe y esperanza, convencida de que, aunque el camino es largo, el amor y la espiritualidad serán clave para reconstruir lo que el miedo y el dolor intentaron destruir.
Temas Relacionados:
Recomendados en Nación
Te puede interesar
Sigue leyendo