A pesar de la visibilidad que ha obtenido en los últimos días para pedirle al gobierno una atención mayor al respecto (cualquier persona puede adquirir un arma siempre que cumpla unos pocos requisitos), también ha sido víctima de señalamientos e injurias de parte de sectores afines al presidente Donald Trump, informa CNN.

Por ejemplo, el blog conservador Gateaway Pundit sugirió que Hogg, hijo de un exagente del FBI, es un “peón” de esa entidad que, según el autor del escrito, solo busca restringir los derechos de los ciudadanos y aumentar su poder (el del FBI). También se le ha acusado de ser actor al que supuestamente le pagaron para exponer sus argumentos .

Por su parte, el republicano Jack Kingston, que fue representante a la Cámara, se preguntó si es posible que un grupo de jóvenes sea capaz de organizar un mitin de impacto nacional, con lo que insinúa que hay intereses detrás de esas manifestaciones.

Por eso, en un programa con el periodista Anderson Cooper, Hogg desmintió de tajo las acusaciones al decir:

“No soy un actor de crisis. Soy alguien que fue testigo y que sobrevivió a esto y todavía tengo que hacer algo con esto”.

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Sin embargo, no se trata de una teoría de la conspiración, como lo han llamado en Estados Unidos, sino un caso más de la llamada ‘posverdad’. O mejor: mentiras.

En una columna publicada por el periodista Chris Cillizza en CNN queda en evidencia que acusaciones sin fundamento de este tipo han sido hechas por el presidente Trump desde que era candidato (como cuando dijo que Barack Obama había nacido en Kenia) y que despiertan simpatías entre los opositores al gobierno demócrata que hubo hasta enero de 2017. Por eso, lo señala de ser indirecto responsable de las acusaciones contra Hogg.

Las descabelladas hipótesis que han surgido en los últimos días han sido rechazadas incluso por miembros del partido de gobierno, el Republicano, como el senador Marco Rubio, muy cercano al presidente Trump, que en su cuenta de Twitter escribió:

“Afirmar que algunos estudiantes que salen en televisión después de Parkland son actores es el trabajo de un repugnante grupo de idiotas sin sentido de la decencia”.