Teniendo en cuenta que las parejas existen para apoyarse, amarse, respetarse y potenciarse, he estado pensando cómo hablar del dinero cuando aún somos novios, cuando no hemos pasado a ligas mayores, y cuando se empiezan a establecer esas normas que nos pueden comprometer en una relación. El dinero, que para muchos es un tema espinoso, ha de tocarse y ha de gestionarse sin que se convierta en un secreto. Y su manejo nos puede mejorar o empeorar el caminado con nuestro novio o novia de forma muy significativa.

Sé que cada noviazgo es único, sé que cada amor tiene su historia y sus particularidades, y que no es lo mismo llevar cuatro meses con alguien, que llevar doce años de noviazgo, pero en principio, sí considero que hay acciones que pueden llegar a traer conflicto, que pueden entorpecer las cosas, y que pueden complicar el buen desarrollo del amor, la confianza y los límites entre dos personas.

Por qué no prestar dinero

Si tu novio o tu novia te pide dinero tienes que ser muy cuidadoso. Sé que en el mundo existen personas generosas que verán esto como un planteamiento muy radical, pero es una señal de alarma. Tu novio o tu novia no tendría que pedirte dinero, ni tú debes de actuar de prestamista, salvo que en esto te quieras convertir. El dinero y el amor son cosas muy delicadas y que normalmente necesitan de acuerdos, de valores y de confianza. Aquí estamos para ver de qué forma podemos amarnos y cuidarnos, pero esto puede complicar bastante cuando una de las partes empieza a soltar dinero, a prestar dinero y a tener que verse a gatas después para poder cobrarlo. Sí, sé que habrá muchos novios y novias que estarán dispuestos a devolver lo que les han prestado, pero, en mi opinión, es un riesgo que corres y que te deja en una extraña posición, pues cobrarle a tu novia o a tu novio no es agradable, ni tampoco es sencillo, por mucho papel firmado que tengas, o mucha amenaza de abogado que hayas sacado una vez que la relación se haya terminado. (perdón por el spolier, pero el dinero puede arruinar las relaciones tanto como lo infidelidad o el mal dormir).

Algunos novios y novias creen que sus parejas están ahí para pagarles todo, para darles casa, carro y perro, para abastecerlos de caprichos y de invitaciones, de ropa y de detalles. A mí todo eso me hace sospechar, ese tipo de noviazgos se basan en intercambios materiales que entre ellos habrán acordado por intercambios de otro tipo (recordemos que nada es gratis en esta vida), pero incluso eso está entendido dentro de la propia relación y lo respeto. Y eso es distinto al hecho de pedir prestado dinero. 

A las personas se les conoce por cómo pagan sus deudas, por cómo reaccionan cuando tienen hambre, y por cómo responden a una infidelidad. Hasta que no has visto estas tres, no sabes con quién duermes.

Si te pide plata, puede verse como si estuviera aprovechándose de ti, sé que algunos dirán que no hay que ser tan desconfiada, pero si ustedes supieran lo que yo sé, lo que yo leo, y las consultas que llegan por temas relacionados con el dolor manifestado por el manejo del dinero en parejas, entenderían mis advertencias. 

Cuando alguien pide dinero, la confianza es la que pone el pecho. 

Si alguien pide dinero es que evidentemente ha gestionado mal el que tenía. Se ha gastado más de lo que debía, o no ha sabido sostener su ritmo económico. Nadie que pide dinero es precisamente una persona que esté pasando por un buen momento, ni tampoco responde a un comportamiento basado en la planeación. Pedir dinero es una mala señal.

El amor y el dinero son asuntos que se deben manejar con extremo cuidado. Primero, porque a menos de que tú quieras un sugar daddy o una sugar mummy, estarás cayendo en un error. 

El amor no se paga con dinero

El amor no se alimenta con dinero, el amor no tiene por qué verse envuelto en lo que recibes o en lo que das. Nadie debería amarte por tu dinero, ni por tus regalos materiales. Y confundir esto hace que en la actualidad veamos el crecimiento de relaciones que se dan por intercambios materiales y físicos. Si la juventud y la belleza se pagan en hombres y en mujeres, hay que tener presente que eso no es amor, es una obsesión con el signo de peso en cada ojo. 

Si dejas de tener dinero, esa relación se acaba. Y al mismo tiempo, si dejas de tener ese cuerpo, la relación se acaba. 

Pero insisto, estamos hablando de asuntos distintos. Una cosa es dar voluntariamente como parte de un acuerdo de belleza pagada con dinero (que a las claras puedes denominar prostitución), y otra cosa es dar porque nos están pidiendo con una lágrima en el ojo.

Tu papel en el noviazgo

Tú no tienes que mantener económicamente a tu novia, no tienes que dejarte manipular por tu novio si no tiene plata, no tienes que salvarle la vida, ni el crédito, ni prestarle el carro cada noche (cuando a ti te tocará cogerte un taxi o un bus) ni mucho menos las deudas. No tienes que pagarle el Icetex, ni el pasaje del bus, o el vuelo a vacunarse, no te toca comprarle los zapatos, ni pagarle la cuenta del apartamento porque no tiene trabajo, tu papel no es ese. No te engañes. 

Este comportamiento en un noviazgo puede llegar a significarte que si, esa relación sigue, se perpetuará que tú prestas dinero, que tú salvas situaciones, impagos y que cubres agujeros que por tu posición con esta persona no te toca cubrir. Tú no eres su madre ni su padre, y si él es mayor de edad, tiene que ser responsable de pagarse sus propias cosas, de responder como un adulto por lo que pide, y por lo que debe y, más aún, por lo que deja de pagarle a otros.

Hay una frase que dice: Si prestas dinero, vívelo como si ese dinero no tuvieras que volverlo a tener, para que respires tranquilo, para que no te torture el hecho de que no te paguen, para que no vivas con la angustia de por qué lo hiciste. Prestar dinero tiene siempre el riesgo de que nunca te lo devuelvan.

Además los problemas de dinero no se arreglan con dinero, sino con salud financiera.

Y no seré yo la primera que te diga que el dinero no se cría en los árboles. El dinero cuesta trabajo ganarlo, no sale de las piedras, y para cada persona 100 mil pesos son cosas distintas, pero es dinero, te ha costado tenerlo, y en cambio te puede ser muy fácil perderlo si lo prestas.

He prestado dinero tres veces a mis novios de ese momento, y he de decir que ninguno me devolvió el dinero. Eso no se olvida, pero además no ayuda a que la relación vaya bien, a que exista confianza, a que se pueda tomar en serio, porque te vas sintiendo utilizada, porque sabes que te han visto como el milagro que les iba a arreglar la vida y porque luego te das cuenta que la gente que pide plata R E P I TE, es un comportamiento que no se verá una vez, sino que ya lo tendrás que ver cada vez que está colgado o colgada. Sólo tú sabrás si tendrás que volver a confiar, si te interesa hacer algo que no te corresponde, si quieres ayudar a que esto sea parte de tu noviazgo y que se prolongará cuando decidas casarte. Mi consejo es que NO lo hagas, que no lo hagas ni una sola vez, si nunca lo has hecho, y que no lo vuelvas a hacer si ya caíste. Algún día me agradecerás.

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