Este lunes 18 de julio, se cumple un año de la muerte de Julián Esteban Gómez, el ciclista de 13 años que falleció en un accidente de tránsito mientras entrenaba en la carretera que conecta a Zipaquirá (su ciudad natal) con Chía, en Cundinamarca.

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La imagen de Julián se volvió inicialmente viral cuando las cámaras lo capturaron llorando de emoción por la victoria de su ídolo, Egan Bernal, en el Tour de Francia. Sin embargo, el trágico desenlace de su historia dejó como legado la lucha por para que las vidas y sueños de ciclistas no se extingan en las vías.

Este domingo en Zipaquirá, la comunidad realizó un paseo en conmemoración a su vida, que recorrió varios puntos del municipio, e incluyó el paso por el punto del accidente, así como el mural que lo inmortalizó junto a su héroe, junto a la Catedral de Sal.

De hecho, este punto se ha vuelto tanto un sitio de peregrinaje para los zipaquireños y amantes de la bicicleta, y así, un recordatorio de la deuda de asegurar la seguridad vial de aquellos que deciden montarse a este modo de transporte. De esta manera, cabe preguntarse como se ha avanzado en esta zona del país para la seguridad vial para los ciclistas

Los retos

A raíz de este hecho, en el país se han hecho avances. En mayo de este año la ley Julián Esteban (ley 408 de 2021) se convirtió en ley. Esta nueva legislatura busca traer cambios clave en términos de límites de velocidad, reglamentación de vehículos, diseño vial, licencias de conducción, obligaciones de ciclistas y registros de lesiones, entre otros.

No obstante, problemática sigue siendo enorme. En lo corrido del año, según cifras del Agencia Nacional de Seguridad Vial, en las vías del país han fallecido 169 ciclistas; es decir cerca de 24 usuarios de bicicleta fallecidos en accidentes de tránsito al mes.

Al observar detenidamente las cifras, se constata que el 30% de estos siniestros fatales se concentran en Bogotá y Cundinamarca, es decir casi uno de tres de las vías de ciclistas que se pierden en las vías del país.

El desafío de andar en dos ruedas por las ciclorrutas de la capital no es tarea fácil. Son múltiples los riegos que los ciclistas deben afrontar para poder movilizarse en Bogotá. No solo se trata de la seguridad o el mal estado de muchas de las vías, sino del hecho de no ser considerado, por algunos, como un actor vial.

Bogotá es considerada la capital mundial de la bicicleta y seguramente lo sea, pues con 1,5 millones de estos vehículos y con alrededor de 800 mil viajes en diarios, supera por mucho las estadísticas en otras ciudades de la región. Para hacer una comparación, en Lima, la capital de Perú, se estima que 220 mil usan la bicicleta de manera constante, lo que equivale a tan solo el 3% de sus habitantes. Esto es casi cuatro veces menos que en la capital colombiana.

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A pesar de la fuerza que tiene la bicicleta en la ciudad, su movilidad se encuentra muy lejos de ser algo perfecto, pues en los primeros cuatro meses sus muertes en la vía aumentaron del 32% más que en el mismo periodo del 2021. Lo preocupante del asunto es que en el Informe Policial del Accidente de Tránsito (IPAT), los datos aún no especifican el tipo de bicicleta, si contaba con elementos de protección, si era eléctrica o bicitaxi.

Muchas vías, poca seguridad

Otro de los grandes problemas que enfrentan los ciclistas, es la mala calidad en que se encuentran muchas de las ciclorrutas en Bogotá, pues, aunque la ciudad ha logrado consolidar una red de 590 kilómetros de estas vías, son múltiples las quejas de los usuarios, que aseguran que no existe una infraestructura adecuada para la movilidad de estos vehículos.

Según un informe de la Personería de Bogotá, el 49% de la red de ciclorrutas no se encuentra en óptimas condiciones para el tránsito de biciusuarios y, en algunos sectores, entran en la calificación de pésimo estado. Además, la entidad aclaró que los principales problemas se centran en las superficies de las vías, señalización, demarcación y continuidad de la vía, situación que provoca una significativa accidentalidad y desmotiva a los ciudadanos a hacer uso de la bicicleta.

Asimismo, identificó que los sectores donde persisten las peores condiciones de infraestructura para los ciclistas son: la Autopista Norte entre calles 147 y 149 en el costado occidental, barrios Santa Helena y La Victoria Norte de la localidad de Suba.

Un actor vial

A veces, para los conductores de vehículos a motor y los peatones, es difícil tomar en cuenta a los ciclistas como un actor vial en la capital. Por ello, son múltiples las quejas de los biciusuarios respecto a los abusos que, consideran, se presentan a diario.

“Muchas veces los carros y los buses pasan muy cerca de nosotros y no respetan la distancia. Eso siempre genera intranquilidad y puede provocar accidentes. Asimismo, los peatones suelen caminar y cruzar por las ciclorrutas sin fijarse en nosotros”, expresó Jorge Malagón, un biciusuario de la ciudad.

Las quejas son de lado y lado, pues los conductores aseguran que son los ciclistas quienes invaden sus carriles y en la mayoría de los casos no portan con los elementos de seguridad. Además, en horas de la noche, donde la visibilidad se vuelve un tema complejo, el gran problema es lograr identificarlos.

Para aclarar esta situación, el director de la Agencia Nacional de Seguridad Víal, Luis Lota, señaló que los ciclistas son actores vulnerables en las vías y sobre los cuales hay que desarrollar actividades pedagógicas. “Los demás actores viales no comprenden que los ciclistas tienen derecho por la ley 1811 y al momento de rebasarlos debemos darles 1,5 metros. También los ciclistas tienen una gran cantidad de deberes”, expresó Lota.

La cultura ciudadana de la bici

En la pirámide de vulnerabilidad en la vía, los biciusuarios son los segundos actores viales con más riesgo después de los peatones. Por esto, saber transitar de forma adecuada, cuidarse y comunicarse con los otros conductores puede salvar vidas. A partir de esto, hay iniciativas como el Colegio de la Bici, en Bosa, realiza talleres y clases de conducción simulados para enfrentarse a situaciones reales.

En contexto: El reto de promover el uso de la bici desde el colegio

“Nosotros hicimos un simulacro: llevamos un camión donde se montaron los niños, padres de familias y miembros de la comunidad, y pusimos algunas bicicletas a los lados con personas, y allí se les mostraban los puntos ciegos donde no los podían ver”, detalló Willington Gómez, rector del Colegio De La Bici, quien agrega que en la Institución no se ve la bicicleta como un medio de transporte, sino como un medio para desarrollar las competencias ciudadanas en la vía, donde cada actor tiene un rol y una vulnerabilidad.

Ante esta situación, promover la cultura de la bicicleta es fundamental para que más bogotanos se monten y usar este medio de transporte sea más amigable, en particular para las nuevas generaciones.

“Cuando se está en el espacio público, en la vía, la vulnerabilidad es a partir de la cual nosotros debemos comportarnos, los peatones son los más vulnerables, el siguiente actor después es la bicicleta posteriormente la moto, posteriormente el carro y el transporte público hasta llegar al camión. Esa escalera hay que tenerla en cuenta cuando circulamos en la vía y respetar a los demás actores de la vía, especialmente con el más vulnerable”, manifestó José Stalin Rojas, experto en Movilidad.

Un legado a seguir

El pasado martes 8 de marzo Andrew Isaías Montaño, de 16 años, perdió la vida en un accidente en la autopista Norte mientras se movilizaba en su bicicleta. De esta manera, los retos continúan para los ciclistas que eligen este modo de transporte por afición o por necesidad.

Cabe destacar que en país se han intensificado las campañas de seguridad vial para los actores en la vía. Sin embargo, continúan los retos para asegurar que este sea un modo de transporte viable para que más personas decidan rodar en dos ruedas.

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