El Estado colombiano no es capaz de autoreformarse
Por eso es urgente para el país que se empiece a plantear la idea de elegir una Asamblea Nacional Constituyente (no como la venezolana) con un mecanismo diferente con el que se nombran congresistas en Colombia, dice Juan Lozano en su columna de este lunes en El Tiempo. La propuesta es interesante por lo siguiente:
“Deberíamos todos evaluar en profundidad esta alternativa. A fin de cuentas, nada puede ser peor ni más peligroso para el futuro institucional de la nación que este escenario de manoseo cotidiano de la Constitución, aprobando una catarata de normas sin legitimidad ciudadana, impulsadas por un Gobierno sin apoyo de la gente, una guerrilla en transición defendiendo sus propios beneficios y un Congreso devorado por la corrupción”.
La insurrección contra los corruptos es una lucha de clases
El exministro Gabriel Silva Luján interpreta el odio y la rabia generalizada contra los corruptos como la sal que le dará vida a una de las insurrecciones (al menos desde su perspectiva) que removerá los cimientos de la vieja y acomodada clase política del país, tan cuestionada por sus prácticas inmorales y amenazada por hombres que dicen estar en contra de ese establecimiento. Luján dice en su columna de El Tiempo:
“Cuando la sensación de injusticia se vuelve sistémica conduce generalmente a diferentes modalidades de insurrección. La probabilidad de que emerjan corrientes alternativas no convencionales, centradas en lograr desterrar del poder a los políticos tradicionales, es muy alta. (…) La revolución contra las élites corruptas es una fuerza de transformación mucho más fuerte que la propia lucha de clases. La insurrección contra los corruptos es una modalidad de la lucha de clases”.
Los periodistas colombianos solo reproducen ‘fábulas de sapos’ en el caso Odebrecht
La periodista Paola Ochoa dirige su crítica esta vez al trabajo de muchos de los colegas que cubren el desarrollo del escándalo por sobornos de Odebrecht en Colombia, desde la comodidad del ‘ventilador’ que prendieron los implicados “sin el menor sonrojo ni pudor”. En su columna de El Tiempo, Ochoa hace las siguientes preguntas:
“¿O cuántos periodistas están siguiendo el rastro del dinero? ¿Cuántos están siguiendo los movimientos de las cuentas bancarias de estos señores? ¿Cuántos están siguiendo los pagos en Panamá, Antigua y Andorra de todos los sobornos que pagó Odebrecht vía paraísos fiscales?”
Y los interrogantes siguen porque, al parecer, a los hombres y mujeres que cubren unos de los mayores escándalos de corrupción les queda más fácil registrar las filtraciones que asumir un papel más importante para seguir la huella de los sobornos.
“Sigan el giro del dinero. ‘Follow the money’, como hicieron los periodistas del ‘Washington Post’ que acabaron con Nixon. ‘Follow the money’, como están haciendo los periodistas y fiscales brasileños que encarcelaron a Lula y hoy tienen contra las cuerdas a Dilma. ‘Follow the money’, como están haciendo los periodistas y fiscales peruanos que tienen con un pie en prisión a Toledo, García y Humala”.
A frenar el abuso de los contratos por prestación de servicios
El editorial de este lunes de El Espectador apoya plenamente la propuesta de la congresista Angélica Lozano en el sentido de poner límites y dar garantías a los cerca de 800.000 colombianos que hoy están vinculados como contratistas, bajo esta modalidad, en entidades públicas.
Las famosas Órdenes de Prestación de Servicios (OPS) están siendo empleadas, dice el editorial, como una herramienta para promover el clientelismo que además de ignorar los derechos laborales, indignan por su precariedad y por sus efectos inquietantes sobre miles de trabajadores.
“…la representante denuncia que las OPS se han convertido en una forma de “evadir el ingreso al servicio público mediante el concurso de méritos (…) propiciando, en muchos casos, prácticas clientelistas que atentan contra la democracia, la transparencia y la eficiencia de la administración pública”.
El sistema judicial colombiano es incestuoso
El economista Salomón Kalmanovitz coincide este lunes con Juan Lozano en el sentido de que la mejor solución que puede haber para frenar el enorme brote de corrupción que azota al Estado colombiano en todos los niveles es la elección de una Asamblea Nacional Constituyente que rompa con el “compadrazgo entre cortes y entes de control”, que discipline a los abogados, que imponga el “mérito y excelencia” y elimine prácticas inmortales que derivan en “nominadores que sacan ventaja del poder”.
Kalmanovitz dice en su columna de El Espectador:
“(Alejandro) Ordóñez contrató a la esposa de Leónidas Bustos para prácticamente duplicar su pensión. Antes de eso fue gestor de la explosión pensional de la Rama Judicial que amenaza hoy las finanzas de la Nación. También en la Fiscalía nombran protegidos de magistrados y políticos que algo tienen que ver con el nombramiento de su titular”.
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