La Cancillería de Colombia envió las invitaciones apenas una semana antes del evento. Además, la invitación a la cumbre internacional más importante que ha organizado Gustavo Petro salió sin agenda, según le confirmaron a La Silla Vacía dos fuentes del Gobierno y una persona de una delegación internacional.

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“La conferencia está caótica, no hay agenda”, dijo la persona de uno de los países invitados a condición de que su identidad no fuera revelada. Sin embargo, desde marzo existe un documento, encabezado con el rótulo “confidencial”, en el que se detalla cuál sería la agenda a tratar y los países invitados.

El plan de cuatro páginas, al que tuvo acceso La Silla, fue elaborado por los equipos del embajador en Washington, Luis Gilberto Murillo, y Laura Sarabia, la jefa de gabinete de Petro. Aunque ellos se lo enviaron al canciller, Álvaro Leyva, él no lo usó.

Detrás de estos cables cruzados hay una disputa interna entre Leyva y Murillo, en la que ha tenido que terciar la presidencia, a través de Sarabia. En medio de esta puja de poder, Colombia será anfitrión de 19 países, en una de las apuestas de política exterior más importante del gobierno Petro.

Una cumbre sin agenda

Desde septiembre del 2022, el embajador Murillo viene liderando un plan para destrabar los diálogos en México de los venezolanos, según reveló La Silla. En Washington se ha hecho una “triangulación” entre la oposición venezolana, el chavismo y Estados Unidos, según explicó una fuente diplomática involucrada.

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Como parte de ese plan, y en coordinación con las partes, se ideó la conferencia de mañana. Su objetivo, como establece el documento confidencial, es impulsar “un nuevo enfoque” al problema venezolano basado en que el régimen de sanciones de Estados Unidos y Europa sobre el régimen chavista no ha funcionado. A cambio, se busca presionar al chavismo para que avance en un cronograma para las elecciones y de gestos de apertura.

Leyva estuvo al margen de este plan desde el principio. “Murillo tiene línea directa con Petro, y estaba claro que el presidente lo había delegado para una cosa especial”, confirmó una fuente de la Cancillería. Desde el comienzo, según confirmó La Silla con dos funcionarios diplomáticos, Leyva “había obstaculizado la conferencia, porque no quiere ser opacado en este proceso”, dijo uno de ellos.

Frente a esta versión el canciller Leyva le dijo a La Silla que era “ridículo”. “Lo que hay es un equipo. De no ser así no se habría logrado nada. ¿Por qué será que siempre hay sembradores de cizaña?, ¿será que lo gozan?”, agregó.

Pero cuando se hizo inevitable involucrar a la Cancillería en el plan fue que se hizo más visible el desorden interno. Como anfitrión oficial, el Ministerio de Relaciones Exteriores, encabezado por Leyva, es quien invita, establece la agenda y representa al Estado frente a otros cancilleres.

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Además de la demora en las invitaciones, la gestión de la Cancillería y la cumbre ha generado roces con el gobierno mexicano. “Como no se consultó la propuesta con México, temían que la conferencia de Bogotá reemplazará la mesa de diálogo que ya está sentada en el DF”, dice un funcionario diplomático que estuvo en contacto con funcionarios de ese país.

Aunque la delegación mexicana ya confirmó que asistirá a la conferencia, cuando faltan horas para el evento no ha dicho de qué nivel será su participación, y si la delegación será encabezada por su canciller, Marcelo Ebrard.

La relación con la oposición venezolana también sufrió cuando pasó a la cabeza de Leyva. Inicialmente, la plataforma solo tenía contacto con el embajador Murillo, quien fue “el canal más importante para concretar algunos temas de la mesa”, como le confirmó un integrante a La Silla.

Los roces entre el canciller y el embajador quedaron en evidencia en esa reunión. “Se nota que son dos visiones distintas que no van por el mismo camino”, cuenta una fuente de la oposición venezolana, que pide no publicar su nombre porque no tiene la vocería de esos partidos. “La relación entre Leyva y Murillo es mala y está llena de saboteo”, afirma.

De hecho, la antesala de la reunión ha sido marcada por la llegada imprevista de Juan Guaidó. El líder de la oposición, que no hace parte de los delegados en los diálogos con Maduro, afirmó que había llegado “a pie”, como millones de migrantes. La Cancillería tuvo que salir rápidamente a desmentir que hubiera sido invitado o que fuera a participar en la cumbre de mañana, que desde el inicio se pensó sin el chavismo o la oposición venezolana.

Sobre la reunión de mañana, un funcionario del gobierno que ha visto de cerca las tensiones entre Leyva y Murillo se pregunta “qué van a hacer los 19 países cuando los metan en un salón, sin agenda, sin una labor diplomática previa adelantada. ¿De qué van a hablar?”.

La Silla confirmó que el embajador Murillo asistirá a la cumbre. Pero hasta la publicación de esta nota, no ha respondido las preguntas sobre los roces con el canciller que le dará la bienvenida mañana. 

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El futuro de la Cancillería en juego

Más allá de la cumbre, los ruidos acerca del papel de Leyva en la Cancillería no paran. Desde su llegada al cargo, los funcionarios de la planta interna y externa no reciben instrucciones claras sobre política exterior y les ha quedado muy difícil comunicarse con el canciller.

Durante los diálogos de Alto Nivel en Washington, presidencia tuvo que meter mano y enviar a Laura Sarabia porque no confiaban en la gestión de Leyva, según confirmó La Silla con dos funcionarios diplomáticos.

Más recientemente, en la visita a Washington de Petro la semana pasada también fueron evidentes los roces. Leyva hizo declaraciones poco diplomáticas para un canciller. Por ejemplo, calificó como “limosnas” los más de 13 mil millones de dólares que Estados Unidos le ha dado a Colombia en cooperación económica por medio del Plan Colombia.

Desde entonces no paran los rumores de que va ha haber un cambio en la cabeza de Cancillería. Para reemplazar a Leyva, desde ya, suena el embajador Luis Gilberto Murillo, a quien la presidencia le ha reconocido su buena gestión no solo en la cumbre, sino en general en la relación bilateral.

Sarabia, la poderosa secretaria general de Presidencia, incluso felicitó a Murillo la semana pasada por su gestión durante la visita del presidente a Estados Unidos.

Por eso mañana, además de las movidas en las que el presidente Petro busca adquirir un protagonismo internacional, se estará jugando un partido interno por el futuro de la Cancillería.