En esa entrevista, el hoy fallecido exmandatario aseguró que no tenía ninguna relación con la corrupción de Odebrecht y manifestó que era un hombre cristiano que tenía fe en que todo se iba a esclarecer a su favor.
“Es una situación fea y si la patria llega a convencerse de que tengo algo de qué pagar, pues es la patria… Así como le he servido y he hecho cosas por ella, yo no estoy aquí para refunfuñar y odiar. Confío en la historia. Soy cristiano. Creo en la vida después de la muerte. Creo tener tener un pequeño sitio en la historia del Perú”, dijo García.
El expresidente no contemplaba pasar en prisión ni si quiera un día, pues “todo” lo que había en su contra, según dijo, “eran especulaciones”, y no eran suficientes para detenerlo.
“Ningún documento me alude o me menciona. Y con especulaciones no se priva a una persona de la libertad, ni siquiera de manera preventiva. A mí me parece que eso sería una injusticia, aunque las hemos visto últimamente”, manifestó.
García expresó, en la misma entrevista, que no sentía “miedo” y estaba dispuesto a afrontar a “unos fiscales” que, en sus palabras, querían pasar a los titulares.
“Lo que no me parece bien, y que todos los peruanos lo sepan, es que se diga en una resolución de fiscalía que se pide la detención preliminar de una persona porque habría podido haber recibido dinero de una persona cercana. ¿Eso le parece justo?”, expresó.
No obstante, luego de emitirse la orden para la captura de García, el expresidente decidió darse un tiro en la cabeza lo que desencadenó en su muerte.
A continuación, la última entrevista de Alan García:
LO ÚLTIMO