En números absolutos, el valor supera en 44 reales (11,3 dólares) los 954 reales (hoy unos 246,1 dólares) de sueldo mínimo que decretó para 2018 el entonces mandatario Michel Temer, quien entregó la banda presidencial al ultraderechista Bolsonaro.
No obstante, la cifra es inferior a los 1.006 reales (259,6 dólares) calculados por el gobierno saliente y recogidos en los presupuestos de 2019.
El aumento del salario mínimo en Brasil se decide con una fórmula que considera la inflación, que fue de 3,62 % en 2018, más la tasa de crecimiento del año anterior y otras variables.
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En este sentido, esa reducción entre el valor finalmente decretado por Bolsonaro y el reflejado en los presupuestos se debe a una disminución de las estimativas de inflación.
El reajuste del salario mínimo es tradicionalmente decretado en los últimos días de diciembre, pero el expresidente Michel Temer decidió delegar el asunto en el nuevo jefe de Estado, que optó por definirlo horas después de jurar el cargo.
Bolsonaro propone abrir los mercados internacionales para las exportaciones brasileñas, “estimulando la competición, la productividad y la eficacia sin tinte ideológico” y con una especial atención al sector agropecuario, que es el principal motor de la economía nacional.
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