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En pleno estancamiento de las negociaciones de paz, el ejército ruso anunció este 8 de junio haber ampliado su ofensiva a la región ucraniana de Dnipropetrovsk, aledaña a la de Donetsk, una primicia en más de tres años de conflicto.
“Las unidades de la 90ª división blindada (…) han alcanzado la frontera occidental de la República Popular de Donetsk, y prosiguen su ofensiva en el territorio de la región de Dnipropetrovsk”, anunció el ejército ruso en Telegram, empleando el nombre que Moscú utiliza para la región de Donetsk, que controla en gran medida.
Un avance preocupante pero riesgoso para Rusia
La novedosa entrada del ejército ruso en la región de Dnipropetrovsk marca un nuevo revés para las fuerzas ucranianas, en dificultades desde hace meses en el frente por falta de hombres y de armas. Ucrania no reaccionó de momento a estas declaraciones. Moscú anunció además la toma de un nuevo pueblo en la región de Donetsk, Zaria.
Este avance de las tropas de Moscú podría tener un valor estratégico sobre el terreno, cuando los esfuerzos diplomáticos animados por Washington para tratar de encontrar una salida al conflicto se encuentran empantanados. Varios observadores consideran que los rusos podrían querer seguir avanzando en la zona, para dificultar el dispositivo defensivo ucraniano en la vecina región oriental del Donbás.
Antes de la ofensiva rusa lanzada en febrero de 2022, unos tres millones de personas vivían en la región de Dnipropetrovsk, un millón de ellas en la capital regional, Dnipró, blanco habitual de bombardeos rusos a base de drones y misiles. La economía de la región tiene un alto componente minero e industrial. Miles de ucranianos, refugiados de las regiones vecinas de Donetsk y Lougansk, se instalaron allí tras el asalto inicial de las tropas rusas.
Según el analista militar ucraniano Oleksii Kopitko, un avance ruso en la región de Dnipropetrovsk presenta “muchos más riesgos que ventajas” para Moscú, por la “imposibilidad de concentrar suficientes tropas” para abrir una brecha considerable. Según dijo este experto a la AFP hace unas semanas, “el ejército ruso no dispone de fuerzas y medios necesarios para ejecutar operaciones a gran escala”.
Negociaciones estancadas
El anuncio de este avance se produce cuando Moscú y Kiev se acusan mutuamente de perturbar un canje de prisioneros -unos 1.000 en total- previsto este fin de semana y que tendrá normalmente lugar la semana próxima. Dicho canje fue el único resultado concreto de unas conversaciones directas celebradas a inicios de semana.
Por lo demás, estas conversaciones entre Kiev y Moscú, auspiciadas por Estados Unidos y celebradas en Estambul, no permitieron ningún acercamiento de posiciones para observar una tregua, y menos aún para salir de más de tres años de conflicto.
La delegación rusa entregó a Kiev una lista de exigencias, entre ellas la retirada de sus fuerzas de cuatro regiones -Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia-, cuya anexión reivindica Moscú pese a no controlarlas en su totalidad.
Moscú también exige que Ucrania renuncie a unirse a la OTAN, y que limite el tamaño de sus fuerzas armadas. Condiciones calificadas el miércoles de “ultimátums” inaceptables por el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski.
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