En entrevista con ‘Se dice de mí’, Tiberio relató lo difícil que fue para él llegar al régimen militar, contó que la rudeza y exigencia de la guerra fueron  bastante fuertes para él y su familia.

Agregó que la disciplina no fue lo más traumático, sino su llegada a zonas rurales para enfrentar la tristeza de la guerra.

Captura de video - La Red.

“Llegué a la escuela militar, allí estuve un mes y después me mandaron para la 106 y ahí me dicen aliste los camuflados, aliste la ropa que se va a ir, pero no puede llevar ropa civil. Todos pensamos que era un simulacro. Nos montan a los camiones, con todo y me dan el lanza granadas de gases. Cuando entramos a Catam y nos bajan y hay un hércules para abordarlo, al aterrizar nos dicen: estamos en San José del Guaviare”, contó Tiberio.

Contó que las madrugadas, las caminatas y los largos recorridos eran agotadores, fueron 4 meses en instrucción en los que sintió mucho frío, sostuvo el actor.

Durante 1996, en el gobierno de Ernesto Samper, se desató una de las protestas campesinas más fuertes del país, en el Putumayo, en la que los lugareños pedían una mayor inversión social y gradual radicación de cultivos ilícitos.

Juan Carlos Mateus, periodista de Noticias Caracol, señaló que el Ejército tenía como tarea hacer un barrido hasta Florencia, Caquetá, lugar en el que Tiberio luchó contra la muchedumbre enfurecida.

Tiberio, que era parte de los antimotines, fue trasladado a la zona para dispersar dichas protestas, pero en medio de la furia campesina él sintió que la muerte estaba cerca:

“Yo empecé con el lanza granadas a dispersar la gente, llegamos al pueblo (Florencia, Caquetá) y cuando me di cuenta me vi solo, entonces llegué a una casa y estaba detrás de una pared, yo vi que me lanzaban piedras, palos y pensé: aquí me van a matar”, dijo Tiberio

Mientras, el dolor y la incertidumbre de su familia al ver las noticias era abrumadora, pues luego de 15 días sin tener razón de él llegaron a pensar que estaba muerto.

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Tiberio de Jesús Cruz, padre del actor, cuenta muy conmovido que su hijo evita hablar de ese episodio, quizás por no recordar la crueldad de la guerra.

El 20 de septiembre, cumpleaños de su padre, Tiberio llamó a su casa y cuenta: “Muy pocas veces lo he visto llorar, pero ese día me él dijo: este es el mejor cumpleaños que he pasado en mi vida, este es el mejor regalo”.