Seguramente has pasado por esos días en los que sientes que no debiste haber puesto un pie fuera de tu casa.

Todo sale mal, te levantas de la cama descalzo y te pegas en el dedo chiquito del pie con la pata de la mesa; dejas en tu casa la sombrilla porque piensas que no va a llover, y llueve; haces fila para comprar algo que quieres y justo cuando llegas, se acaba, pero no significa que tengas mala suerte, es la Ley de Murphy.

Por eso, es normal que te pasen cosas como estas:

Se te cae la tostada por el lado de la mantequilla

Vas tarde para la universidad y tu impresora decide fallar

Estás apurado y te dan el último turno en el banco

El cajero de la tienda no tiene más efectivo y te da muchas monedas

Vas al baño porque el partido está aburrido y te pierdes el gol

Nunca haces buenos goles, pero cuándo los haces son en tu propia cancha

Sales temprano del trabajo, pero el bus se demora más de lo normal

Las instrucciones más importantes, siempre están en letra pequeña

No es mala suerte, es la Ley de Murphy; planteada por el ingeniero aeroespacial Edward Aloysius Murphy en 1949, después de ver que su experimento había fallado porque todos los electrodos de un arnés, que medía los efectos de la aceleración y desaceleración en pilotos, estaban mal conectados, tal como apunta el portal Verne.

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Al encontrar que el error lo había cometido uno de sus empleados dijo: “si una persona tiene la forma de cometer un error, lo hará”. Lo que significa que siempre nos anticiparemos al error.

A esta ley, como a la de ‘si algo puede salir mal, saldrá mal’ se le sumaron muchas más a través de los años, pero su principal explicación siempre recae en la memoria selectiva. Tal como lo menciona Verne, nuestra inclinación a la negatividad nos hace temer y recordar más los casos negativos que los positivos.

Estas situaciones están presentes en el día a día, incluso hacen que cualquier personas dude de su buena suerte, por eso preguntamos, ¿qué estarías dispuesto a hacer para evitar la ley de Murphy?