Era 2016, el año en que la reina Isabel Il cumplía noventa años. Aprovechando aquella fecha, a un medio británico, llamado BBC Radio 2, se le ocurrió una idea: compartir el listado de las diez canciones predilectas de la soberana. Al día siguiente, el programa de radio “Our Queen: 90 Musical Years” difundía la canción favorita de la monarca: Oklahoma!, aquel tema que había surgido gracias a Rodgers y Hammerstein, quienes se basaron en Green Grow the Lilacs, una obra teatral de Lynn Riggs. En el musical, se desarrolla una historia de amor entre Laurey, una campesina, y Curly, un vaquero, pero también se hace visible una disputa entre granjeros y vaqueros.

En aquel especial radial, Elizabeth Anso, prima de la Reina Isabel II, decía que la soberana “adora el teatro y los musicales”. Y es que Anything You Can Do era otro de sus temas favoritos. La canción fue compuesta por Irving Berlin, para Annie Get Your Gun, un musical de Broadway, en donde un hombre y una mujer discuten sobre quién de los dos puede desempeñar mejor distintas actividades. Aunque hay algo que ninguno es capaz de hacer: una tarta.

El gusto por Berlin al parecer era algo que caracterizaba a la monarca, porque aquel hombre también compuso otra de sus canciones predilectas, esa que es interpretada por Fred Astaire, en la cinta Top Hat: Cheek to Cheek. “Estoy en el cielo/ Y mi corazón late tanto que apenas puedo hablar/ Y parece que encuentro la felicidad que busco/ Cuando estamos juntos bailando”, dice al final de la letra de esa canción.

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Para el 2012, Elizabeth Alexandra Mary, más conocida como Isabel II, cumplía sesenta años de reinado, y entonces Gary Barlow se unió a una sola voz con artistas de la Commonwealth con el fin de interpretar Sing, el tema que él había compuesto y que contaba con una particularidad: ser una de las canciones preferidas de la reina Isabel II. “Algunas palabras no pueden ser habladas, sólo cantadas/ Así que escucha mil voces gritando amor”, dice el inicio de la canción.

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Y entonces nos situamos en la Segunda Guerra Mundial y parece que todavía hay tiempo para la música, porque una canción se hizo popular en medio de las balas: The White Cliffs of Dover, compuesta por Walter Kent en 1941 y escrita por Nat Burton, e interpretada al año siguiente en la voz de Vera Lynn. La letra de ese tema es quizás un canto a la esperanza de tiempos mejores; un ahnelo en medio de las confrontaciones bélicas. “Mañana, espera y verás/ Habrá amor y risas/ Y paz para siempre/ Mañana, cuando el mundo sea libre/ El pastor cuidará de sus ovejas/ El valle florecerá de nuevo/ Y Jimmy se irá a dormir/ En su propia habitación de nuevo/ Habrá pájaros azules sobre los blancos acantilados de Dover”. Para aquella época, la reina Isabel II tenía aproximadamente dieciséis años y quién sabe si fue desde esos tiempos que aquel tema se convirtió en uno de sus preferidos.

En marzo de 1937, aproximadamente cinco años atrás de la interpretación de Vera Lynn, se estrenaba la película Feather Your Nest, esa en la que George Formby interpeta la canción Leaning on a Lamp-post, escrita por Noel Gay. El tema, que logró cautivar a la soberana británica, gira en torno a un hombre que espera una mujer, esa por la que dice que “rompería cualquier cita”, la misma que cree que no lo “dejaría tirado”. Y entonces, en la cinta de 1937, Formby toca una guitarra y una chica rubia el piano, los dos instrumentos son acompañados por la voz de aquel hombre, quien canta la creación de Noel Gay.

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Pero el interés de la monarca no solo se centró en los musicales, porque también entre sus gustos se encontraban los himnos cristianos como Praise, My Soul, The King of Heaven y The Lord is My Sheperd. El primero de ellos fue escrito por el clérigo Henry Francis Lyte, partiendo del salmo 103, y adaptado en 1868 por John Goss. El segundo fue inspirado en el salmo 23. Hasta la música de Lester Lanin, jazzista americano, fue de los gustos predilectos de la soberana. Sin mencionar, la marcha militar Milanollo.

Más allá del listado de la BBC Radio 2, la soberana también tuvo un acercamiento al rock, sobre todo por medio de medallas. El 26 de octubre de 1965 condecoró a los Beatles con la Orden del Imperio Británico, más tarde les llegaría el turno a Mick Jagger, Rod Stewart, Bono, los Bee Gees, Elton John, Eric Clapton, entre otros. Mientras tanto, el 27 de mayo de 1997, los Sex Pistols lanzaban su canción God Save the Queen. “Dios salve a la reina/ Al régimen fascista/ Te volvieron idiota (…) Dios salve a la reina/ No es un ser humano/ No hay futuro en el sueño de Inglaterra/ Que no te digan lo que quieres/ Que no te digan lo que necesitas/ No hay futuro/ No hay futuro para ti”.