Por: El Colombiano

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Este artículo fue curado por Laura Murillo   Ago 25, 2023 - 6:17 pm
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Quienes hayan ido al Catfesito saben que se puede disfrutar un café al lado de los anfitriones, gatos rescatados que buscan un hogar que los ame y los proteja. Quienes no hayan ido a este lugar, ubicado en el barrio Los Colores, tienen tiempo de hacerlo hasta el próximo 3 de septiembre, el último día que estará abierto, tras la difícil situación económica que está viviendo y que obligó al cierre.

En las redes sociales del Catfesito se anunció la noticia esta semana. El 3 de septiembre será la clausura de un proceso que nació en noviembre de 2017 y que permitió salvar 317 vidas de gatitos maltratados o abandonados.

(Vea también: ¿Pueden los perros y gatos predecir un temblor o un terremoto?)

Johana Vélez Lopera, la creadora de este lugar, recuerda que el proyecto comenzó ese 2017, en un local en Manila, en El Poblado de Medellín. Se creó una tienda café con la idea de que fuera autosostenible y diera los recursos para garantizar el bienestar de los gatos rescatados. Pero pronto el lugar se quedó corto y buscaron uno más grande.

Así, dos años después, en noviembre de 2019, se instalaron en la sede actual, en Los Colores, la misma que hoy dejan con tristeza: un espacio amplio, familiar y más adecuado para las actividades del café refugio, en el que se hacen otras actividades, como talleres diversos, y se tiene como fin último que los visitantes acojan a uno de los felinos en sus hogares, que lo conviertan en parte de sus familias.

Solo tres meses después de firmar el contrato de alquiler llegó la pandemia y causó estragos. Aunque se negaron a parar actividades y, en esa época de contagios y encierros, se incrementaron los rescates de gatos y las adopciones, la reactivación económica les llegó con deudas acumuladas y poco rendimiento del negocio.

Empezaron las épocas de meterse créditos, hacer rifas y buscar estrategias para pagar los costos de todo lo que requiere el lugar, los cuales, además, se han disparado.

Como la pandemia afectó tanto en general, bajaron las donaciones al Catfesito y cayó mucho el número de personas que lo visita y hace el consumo mínimo, que sirve para apalancar los gastos de funcionamiento y lo que requieren los felinos.

El plan padrino, por ejemplo, disminuyó tanto que ahora solo hay tres padrinos para los 14 gatos que quedan en el lugar, según explicó la fundadora.

¿Cómo puede ayudar?

Renovar el contrato de arrendamiento de la casa por otros cuatro años no es viable, porque el aumento legal sobre los arriendos incrementaría tanto el canon que no tendrían cómo asumirlo.

Así que si usted quiere ayudar, lo primero que puede hacer es visitar el Catfesito, vivir la experiencia y gastar, porque son recursos que pueden servir mucho para terminar de pagar deudas. Puede revisar su cuenta de Instagram para obtener información sobre cómo llegar y las actividades programadas.

Otra cosa muy importante es que si tiene capacidad y deseo de adoptar un gato, puede acoger a uno de los 14 que aún quedan y que buscan un hogar, así mismo es importante saber cuando se encuentran en su etapa de envejecimiento. Una de las gatas del lugar está embarazada y se cree que puede tener cuatro crías. Si llegado el cierre no han sido adoptados, se quedarán en hogares de paso.

También hay una vaki en la que se están recogiendo donaciones para solventar todos las deudas que hay hasta el momento, incluidos meses de arriendo. Puede donar a la cuenta de ahorros de Bancolombia 01400000364, con el NIT 901085182-5.

El sueño, dijo Vélez Lopera, es conseguir otra casa, un espacio amplio y acogedor donde se pueda tener a los gatos y continuar el negocio. Pero esto no ha sido posible porque los arriendos están caros en exceso y no a todo el mundo le gusta la idea de que sea refugio de felinos.

“Fueron muchos años muy duros apostando por continuar el Catfesito, que es mi paraíso, es una forma de devolverle al mundo un poquito de lo que he recibido, y me duele mucho tomar la decisión, pero las altas deudas me obligan, aunque es lo peor que me pudo pasar”, concluyó la creadora del lugar.

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