“Las alas de Juan Zuleta”: la escultura que invita a la paz y conecta a Colombia con su memoria
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Visitar sitioLa nueva escultura de Juan Zuleta en La Paz redefine el arte público como motor de memoria, diálogo y reconciliación.
El artista colombiano Juan Zuleta ha alcanzado un hito importante en su carrera artística con la inauguración de la escultura ‘Las alas de Juan Zuleta’ en La Paz, Cesar. Esta obra, con tres metros de altura elaborada en acero, se erige como un símbolo contundente de libertad y paz en un país que aún resiente las consecuencias de un prolongado conflicto armado. Según señala El Pilón, la escultura destaca por su naturaleza interactiva e inmersiva, permitiendo que las personas se acerquen, participen y se fotografíen, formando parte de la experiencia artística y del mensaje que Zuleta desea transmitir.
Desde sus inicios, Zuleta ha expresado un profundo compromiso con la temática de la paz y la reconciliación nacional, como puede observarse en su trabajo con las mariposas macondianas, un homenaje visual a las víctimas del conflicto colombiano. Este esfuerzo se traduce en su autopercepción como “embajador de la paz”, posición reforzada en su trayectoria y confirmada por El Pilón. La relevancia social de su trabajo se conecta con investigaciones académicas realizadas por la Universidad Nacional de Colombia en 2023, las cuales resaltan el papel del arte contemporáneo en la construcción de memoria histórica y la promoción del diálogo en escenarios de postconflicto.
La escultura permanecerá expuesta durante un mes en la plaza San Francisco de Asís antes de recorrer otras ciudades principales como Barranquilla, Bogotá y Medellín. Esta estrategia no solo amplifica el alcance de su mensaje, sino que también responde al deseo de Zuleta de saldar una deuda simbólica con su pueblo, integrando el arte al espacio público para fortalecer el diálogo y la identidad local, como destaca El Pilón en su cobertura. La obra de Zuleta se enmarca así en una tradición latinoamericana de intervención del espacio público para la reflexión y la cohesión social, una tendencia analizada por la Fundación Gabo en el ámbito del arte urbano y la participación comunitaria.
Zuleta también ha creado otras piezas significativas para la memoria colectiva, como la ‘Ramita de Cañaguate’ y el Monumento a las Víctimas en Valledupar, fortaleciendo su compromiso con la representación de procesos sociales. Medios como The Guardian han documentado cómo este tipo de esculturas públicas contribuyen a la sanación social y al reconocimiento de la historia reciente en países latinoamericanos afectados por la violencia.
La trayectoria de Juan Zuleta se convierte así en testimonio de cómo el arte puede proponer narrativas críticas y esperanzadoras, propiciando encuentros y diálogos en medio de un contexto nacional desafiante, donde la búsqueda permanente de paz sigue siendo prioridad. Su obra reciente no solo conmemora sus quince años de carrera, sino que también refuerza su papel en la construcción de una conciencia colectiva desde el arte y para la sociedad.
¿Por qué el arte público es importante en procesos de reconciliación?El arte público, como el que impulsa Juan Zuleta, tiene un papel determinante en la reconstrucción social, especialmente en entornos donde la memoria y el diálogo resultan esenciales para sanar heridas ocasionadas por el conflicto armado. La presencia de esculturas que remiten a símbolos de libertad y paz proporciona un punto de encuentro para la reflexión comunitaria y la expresión de emociones colectivas, promoviendo la participación ciudadana.
En el caso colombiano, investigaciones de la Universidad Nacional y reportajes de medios como The Guardian han destacado que el arte público no solo embellece el entorno urbano, sino que promueve procesos de reparación simbólica, memoria, resiliencia y reconocimiento de las víctimas, ayudando a forjar un futuro más esperanzador y cohesionado.
¿Qué significa ser un “embajador de la paz” en el arte contemporáneo?El término “embajador de la paz” hace referencia a quienes utilizan el arte para promover mensajes, valores y prácticas que favorecen la reconciliación, el respeto y la resolución pacífica de conflictos. En el contexto de artistas como Juan Zuleta, esta función implica asumir la responsabilidad de sensibilizar al público sobre temas complejos y de facilitar espacios para el encuentro social.
La labor del artista como “embajador de la paz” va más allá de la creación estética; es reconocida en estudios sobre arte y sociedad por su capacidad para abrir caminos hacia el diálogo, integrar la diferencia y contribuir activamente a la construcción de paz desde lo simbólico y lo cotidiano, como evidencian los trabajos difundidos por El Pilón y la Fundación Gabo.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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