Don Joaco y el arte de las solteritas: la tradición que resiste y une a Filandia frente a la globalización

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Don Joaco lleva más de 50 años preservando el sabor y la identidad de Filandia con solteritas y forcha.

En el centro de Filandia, municipio del departamento del Quindío en Colombia, la figura de Joaquín Antonio Mejía Brito, conocido popularmente como Don Joaco, encarna medio siglo de dedicación a la elaboración artesanal de solteritas y forcha. Estos productos tradicionales no solo representan la maestría de un oficio, sino que reflejan también un profundo vínculo cultural con la identidad local y la memoria colectiva de la región. La historia de Don Joaco sirve como ejemplo valioso para comprender cómo las tradiciones gastronómicas contribuyen a la cohesión social, fortalecen la identidad y constituyen una forma de resistencia cultural ante los embates de la modernización y la globalización.

La jornada de Don Joaco comienza mucho antes del amanecer, cuando el reloj señala apenas la una de la madrugada. En esas primeras horas del día, con manos expertas y una dedicación inflexible, transforma ingredientes básicos en delicias que alimentan tanto el cuerpo como la memoria afectiva de quienes lo rodean. Su puesto en la plaza principal de Filandia ha trascendido el simple propósito comercial: es un espacio de encuentro y de construcción de recuerdos compartidos entre habitantes y visitantes, donde la tradición encuentra su refugio cotidiano.

Expertos en cultura y economía local coinciden en que este tipo de emprendimientos artesanales son fundamentales para la sostenibilidad social y económica de municipios pequeños. Un reciente informe del Observatorio de Cultura Gastronómica Colombia resalta cómo recetas tradicionales como las solteritas y la bebida forcha cumplen funciones más allá del placer culinario. Su práctica es clave para preservar la identidad regional, generar empleo informal y fortalecer un turismo cultural que valora lo auténtico y diferenciado (Observatorio de Cultura Gastronómica Colombia, 2023). La labor diaria de Don Joaco, en este sentido, participa de un movimiento más amplio de protección y conservación del patrimonio cultural local.

El impacto positivo de estas prácticas se extiende también al plano de la economía doméstica y la movilidad social en Filandia. Datos oficiales del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) evidencian que en las zonas rurales y semiurbanas del Quindío, las actividades asociadas al sector alimentario artesanal representan cerca del 18% del sustento de los hogares. Así, para familias como la de Don Joaco, el trabajo en la preparación y venta de solteritas y forcha ha sido no solo un medio de supervivencia, sino una oportunidad para construir futuro y estabilidad familiar (DANE, 2022).

La satisfacción que Don Joaco manifiesta ante la posibilidad de mantener su oficio es un reflejo del profundo valor que la identidad laboral tiene en la vida de muchos artesanos de la región. En diálogo con El Espectador, distintos actores tradicionales del Eje Cafetero, incluido Don Joaco, han coincidido en ver la continuidad de sus técnicas como una forma de preservar el tejido cultural e histórico ante la presión de las lógicas urbanas y la estandarización alimentaria que propone la globalización (El Espectador, 2024).

La forcha, bebida típica que acompaña a las solteritas, es también parte insustituible de la herencia gastronómica del Quindío. Investigadores de la Universidad del Quindío subrayan que el rescate de estas recetas fomenta la valoración de saberes en riesgo de perderse por la uniformidad que impone el mercado global (Universidad del Quindío, 2023). Tal reconocimiento académico tiene efectos prácticos: incentiva el interés turístico y fundamenta la creación de políticas públicas favorables a los pequeños productores.

El escenario futuro, sin embargo, plantea desafíos significativos. La celebración y continuidad de tradiciones como la de Don Joaco deben enfrentar retos sociales y ambientales, como el cambio climático y la posible escasez de materias primas esenciales. Organizaciones no gubernamentales, como Slow Food Colombia, insisten en la urgencia de implementar medidas para salvaguardar estos patrimonios vivos, garantizando que las nuevas generaciones accedan a esa herencia (Slow Food Colombia, 2023).

La experiencia de Don Joaco es, en suma, una manifestación tangible de resiliencia, pasión y transmisión cultural. Su compromiso con la elaboración diaria de solteritas y forcha es una muestra de amor a la tierra, a la comunidad y a la tradición, contribuyendo a que la riqueza intangible de Filandia y el Quindío permanezca vigente y vibrante en el tiempo.

¿Qué ingredientes componen la forcha y cuál es su proceso de elaboración?

La forcha es una bebida tradicional del Quindío, estrechamente ligada a celebraciones y a la gastronomía local. Al ser parte fundamental de la oferta de Don Joaco, muchos visitantes y lugareños desconocen cuáles son los elementos característicos de su preparación. Comprender los ingredientes y el método de elaboración ayuda no solo a valorar el esfuerzo detrás de este producto, sino también a fortalecer el aprecio por las particularidades que distinguen la cultura culinaria regional.

La relevancia de esta pregunta radica en el interés creciente por rescatar recetas ancestrales y en el papel que la forcha tiene como símbolo de hospitalidad y tradición en el Quindío. Además, un mayor conocimiento del proceso puede alentar a futuras generaciones a continuar la preparación de esta bebida, protegiendo así el patrimonio gastronómico local frente a la estandarización alimentaria.

¿Cuáles son los desafíos principales que enfrentan los artesanos gastronómicos en la actualidad?

Los productores artesanales como Don Joaco se ven afectados por múltiples retos, desde las fluctuaciones en el precio y disponibilidad de ingredientes, hasta la competencia con productos industrializados y los cambios en los hábitos de consumo. La sostenibilidad de su labor depende, en buena manera, de las condiciones del mercado, la protección institucional y la capacidad de adaptarse a un entorno económico y social en transformación constante.

Conocer estos desafíos es esencial para fomentar políticas públicas y acciones comunitarias que valoren y garanticen la continuidad de oficios tradicionales. Abordar estos problemas permite no solo preservar el empleo local, sino también salvaguardar el saber cultural que representa la gastronomía artesanal, fundamental para el tejido social y la proyección turística de la región.

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