Doble tragedia: así se perdió para siempre el legado cultural, científico y humano de Armero en 1985

Nación
Tiempo de lectura: 4 min

Tú navegador no es compatible para reproducir este audio

por: 

Noticias del Quindio y Armenia: información 24 horas sobre la región, vías, actualidad y más.

Visitar sitio

En solo una semana, Colombia enfrentó dos tragedias que marcaron para siempre su historia y su memoria.

En el lapso de solo siete días durante noviembre de 1985, Colombia vivió dos de los episodios más trágicos y sobrecogedores de su historia reciente: la toma del Palacio de Justicia en Bogotá y, apenas una semana después, la devastadora avalancha que borró del mapa a Armero, una próspera localidad del departamento del Tolima. Aún sin superar el horror y la conmoción generados por los hechos en el Palacio, el país se despertó el 14 de noviembre ante la noticia de una nueva catástrofe que conmocionó cada rincón de la nación.

La tragedia de Armero ocurrió precisamente la noche del 13 de noviembre. El volcán Nevado del Ruiz hizo erupción por el cráter Arenas, provocando una avalancha de lodo y escombros que recorrió el valle del río Lagunilla, arrasándolo todo a su paso. Al amanecer, pilotos que sobrevolaban la zona describieron la escena como un “mar de lodo” donde antes florecía vida. La única fuente de información en zonas apartadas como Mitú fue la radio, que durante todo el día reportó la magnitud y el drama de lo ocurrido.

Esa misma noche, la televisión —recién instalada en algunos rincones selváticos— mostró a los sobrevivientes cubiertos de barro, errantes, sin rumbo, en imágenes que parecían apocalípticas. El país entero presenció con horror el sufrimiento de los habitantes de Armero, pero la agonía de Omaira Sánchez, una niña atrapada entre escombros y agua, conmovió profundamente a la población, convirtiéndose en símbolo universal del desastre natural más duro que ha afrontado Colombia en el siglo XX.

La magnitud de lo sucedido impactó tanto que medios como El Espectador, en su Magazin Dominical del 24 de noviembre de 1985, distribuyeron 220.000 ejemplares con testimonios fotográficos a color y en blanco y negro, que registraron para siempre el dolor colectivo. Casi dos años después, la Pontificia Universidad Javeriana, mediante su Boletín de Antropología, no solo documentó las pérdidas humanas, sino la irreparable desaparición de museos, manuscritos y referentes culturales clave como los del investigador folclorista Misael Devia y la maestra Inés Rojas Luna, quienes dejaron un vacío imposible de suplir en el patrimonio cultural de la región.

En la avalancha no solo fueron arrasados establecimientos educativos, un hospital regional, biblioteca y centros de investigación científica, sino también proyectos de divulgación arqueológica, como lo subrayó Carl Henrik Langebaek en su análisis. La ciudad, prospera y dinámica, se perdió junto a sueños, recuerdos y vidas dedicadas al desarrollo y bienestar de su gente.

Imágenes capturadas por reporteros gráficos de El Espectador —Manuel Rodríguez, Jairo Higuera, entre otros— dieron rostro y memoria al horror, en especial la fotografía de Omaira Sánchez. Estas imágenes se han preservado como el testimonio gráfico más contundente de una tragedia que aún hoy sigue sacudiendo la conciencia nacional y dejando interrogantes sobre la naturaleza, la cultura y la memoria colectiva.

¿Qué se perdió para siempre en el ámbito cultural y científico tras la tragedia de Armero?
La destrucción de Armero no solo significó la desaparición de una comunidad vibrante, sino también la pérdida de un valioso legado cultural, educativo y científico. Según documentos del Boletín de Antropología de la Universidad Javeriana, la catástrofe acabó con manuscritos irrecuperables de investigaciones folclóricas, instituciones educativas de referencia, museos arqueológicos con piezas únicas y un incipiente pero prometedor centro cultural en la región. Estas pérdidas dejaron una herida abierta en la identidad no sólo de Tolima sino también de Colombia entera.

La tragedia también eliminó importantes colecciones de cerámica panche y valiosa información sobre yacimientos arqueológicos, además de provocar la muerte de expertos y estudiantes que habían dedicado su vida a la investigación en la región. Este vacío científico y patrimonial evidencia la fragilidad de la memoria histórica frente a los desastres y pone de relieve la importancia de la salvaguardia del conocimiento y la cultura.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

Temas Relacionados:

Te puede interesar

Bogotá

Publican videos inéditos sobre lo que hizo (realmente) Jaime Moreno en bar, antes del ataque

Bogotá

"Te llevaste mi vida": mensaje y última foto de la esposa de conductor que murió linchado en Bogotá

Bogotá

Destapan qué estaba haciendo conductor antes de atropellar a motociclistas en Bogotá y morir

Entretenimiento

Así fue el impactante choque en el que murió el actor Jhon Freddy Martínez en Piedecuesta

Economía

Anuncian cine a 1.000 pesos en famoso centro comercial de Bogotá en noviembre: hay premios y más

Entretenimiento

Último mensaje del actor Jhon Freddy Martínez antes de morir en trágico accidente en Piedecuesta

Bogotá

Ruidos extraños en estación Calle 45 permitieron revelador hallazgo en Transmilenio

Nación

Temblor en Colombia le sacudió el sueño a más de uno: esta fue la zona del epicentro

Sigue leyendo