“El terror del Mochuelo”: la obra que inspira a Ciudad Bolívar a transformar su entorno desde la niñez

Nación
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“El terror del Mochuelo” transforma el teatro en Ciudad Bolívar: arte, infancia y reflexión ambiental.

La reciente presentación de “El terror del Mochuelo” en el Teatro El Ensueño de Bogotá, una producción de la compañía Faro del Sur, ha resonado entre los habitantes de Ciudad Bolívar, una de las localidades con mayor población y retos sociales en la capital colombiana. Lejos de ser solo un espectáculo para el público familiar, la propuesta artística funciona como un llamado a la reflexión sobre el impacto ambiental y la convivencia social en una zona caracterizada históricamente por el abandono institucional y la precariedad. A través de la historia de un búho mochuelo —ave adaptada a entornos urbanos— que emprende la búsqueda de su madre en un barrio sumido entre residuos, Faro del Sur interpela a la ciudadanía sobre la gestión de la basura y el papel de la primera infancia en la transformación social. El acceso gratuito a la función y su enfoque en los niños evidencia la apuesta por sensibilizar desde edades tempranas, abordando problemas de fondo que afectan la cotidianidad de los habitantes.

De acuerdo con el Observatorio Ambiental de Bogotá, Ciudad Bolívar es una de las zonas más afectadas por la acumulación de residuos sólidos, con índices de generación de basura superiores al promedio de la ciudad. Esta situación se ve agravada por la proximidad del relleno sanitario Doña Juana y los altos niveles de pobreza multidimensional reportados por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). Dichos factores inciden directamente en el bienestar colectivo y la percepción del entorno, haciendo de la gestión de residuos un desafío estructural para la localidad. La elección de Ciudad Bolívar como escenario para la obra teatral no es fortuita: el arte funciona aquí como herramienta de denuncia, diálogo y transformación simbólica ante problemas urgentes.

La compañía Faro del Sur orienta su trabajo desde la intervención comunitaria, utilizando las artes escénicas como plataforma para promover derechos humanos y cultura de paz. Según una integrante entrevistada por El Espectador, llevar teatro a la periferia implica un acto político capaz de movilizar a la comunidad hacia la autocomprensión y la exigencia de otras realidades. La obra hace uso de títeres, sombras y música como recursos que, de acuerdo con Revista Arcadia, fortalecen la recepción de mensajes complejos en públicos infantiles y juveniles. Esto permite que la experiencia teatral trascienda el escenario, fomentando nuevos debates en ambientes familiares y escolares.

Los organizadores de la iniciativa insisten en una mirada de largo plazo. Un comunicado de Idartes —el Instituto Distrital de las Artes— resalta la intención de construir ciudadanía ambiental desde la infancia, más allá de una sensibilización momentánea sobre reciclaje. Tanto madres de familia consultadas por El Tiempo como distintos reportes de eventos similares resaltan que actividades como la promovida por Faro del Sur “modifican la perspectiva que los niños tienen sobre su entorno y los animan a exigir mejores condiciones”.

Sin embargo, persisten desafíos relacionados con el alcance y la continuidad de estas apuestas artísticas en localidades periféricas. La Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte ha reconocido que, en 2024, solo el 15% del presupuesto cultural se dirigió a eventos en sectores como Ciudad Bolívar, pese a la notoria demanda y al impacto observado. Estas cifras reflejan una brecha histórica que aún condiciona la equidad cultural en Bogotá.

De esta forma, “El terror del Mochuelo” revela tanto las problemáticas urbanas y ecológicas de la ciudad como el potencial transformador de las artes comunitarias. La obra subraya la urgencia de fortalecer políticas públicas que garanticen la continuidad de estos procesos más allá de lo puntual, afianzando el arte como vía de educación cívica y construcción de ciudadanía en territorios históricamente marginados. Según fuentes consultadas —entre ellas El Espectador, Revista Arcadia, El Tiempo y el Observatorio Ambiental de Bogotá— el reto será sostener estas iniciativas y lograr que la reflexión registrada en el escenario se traduzca en acciones concretas para el conjunto de la sociedad.

¿Cómo contribuyen las artes escénicas a la transformación social en contextos vulnerables?

Esta pregunta surge de la manera en que obras como “El terror del Mochuelo” buscan ir más allá del entretenimiento para influir en el pensamiento y comportamiento colectivo, especialmente en comunidades con altos índices de marginación. Según entrevistas publicadas en El Espectador y análisis de Revista Arcadia, el teatro y otras formas de expresión artística permiten a los espectadores reconocerse en escena, abrir debates sobre su entorno y encontrar nuevas herramientas para exigir derechos o transformar problemáticas locales. La experiencia compartida durante la función se convierte en un detonante para conversaciones familiares y escolares, abriendo espacio a la participación ciudadana y la construcción de tejido social.

El valor del arte radica en su capacidad para conectar vivencias individuales con reflexiones colectivas. Como enfatizan las fuentes analizadas, la intervención artística en contextos periféricos es relevante porque facilita procesos de identificación y empoderamiento, ayudando a comunidades vulnerables a reconocerse como agentes activos en la mejora de su propia realidad. Esta línea de trabajo señala la importancia de mantener políticas públicas sensibles al potencial social de las artes, especialmente en zonas con altos retos socioambientales.

¿Qué significa pobreza multidimensional y cómo afecta a Ciudad Bolívar?

El término “pobreza multidimensional” es aplicado por entidades como el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) para referirse a las múltiples carencias que experimentan los hogares, más allá de la falta de ingresos. Incluye variables como acceso a servicios básicos, educación, salud, trabajo y vivienda digna. En el caso de Ciudad Bolívar, el DANE señala que la prevalencia de esta forma de pobreza es una de las más altas de Bogotá, lo que implica que muchos residentes enfrentan exclusión en varios ámbitos de su vida cotidiana.

La situación de pobreza multidimensional condiciona tanto la calidad como la expectativa de vida de quienes habitan sectores periféricos como Ciudad Bolívar. Además de limitar el acceso a oportunidades culturales, educativas y recreativas, también intensifica las dificultades ambientales, ya que los servicios públicos y la infraestructura suelen ser precarios. Así, cualquier proceso de transformación social y cultural debe estar alineado con estrategias integrales que reconozcan y aborden esta complejidad estructural.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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