Comprar autopartes ilegales en Bogotá: cómo alimentas el crimen y arriesgas tu vida sin saberlo
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El Espectador es el periódico más antiguo del país, fundado el 22 de marzo de 1887 y, bajo la dirección de Fidel Cano, es considerado uno de los periódicos más serios y profesionales por su independencia, credibilidad y objetividad.
Visitar sitioMás de 2.000 autopartes ilegales incautadas en Bogotá: ¿qué riesgos y sanciones enfrentan los compradores?
En lo que va del año, la Policía, en colaboración con la Secretaría de Seguridad, ha confiscado más de 2.000 autopartes ilegales y cerca de 800 motores con sistemas regrabados. Este esfuerzo, que forma parte de una serie de operativos realizados en Bogotá, pone de manifiesto la persistencia del mercado negro de repuestos robados, un fenómeno que sigue alimentando el hurto de vehículos en la ciudad. De acuerdo con El Espectador, detrás de estas cifras se encuentra una estructura criminal compleja que se alimenta de la compra y venta ilícita de autopartes, generando consecuencias que trascienden el ámbito judicial.
Al adquirir una autoparte de procedencia dudosa, el comprador no solo incurre en un delito, sino que también fortalece las organizaciones criminales que se dedican al robo de vehículos. Según declaraciones del secretario de Seguridad de Bogotá, César Restrepo, cada acto de compra de piezas ilegales promueve este ciclo vicioso, incrementando los riesgos para toda la comunidad. Legalmente, la persona que adquiere autopartes ilegales puede ser procesada por el delito de receptación, que implica penas de hasta ocho años de prisión. Esta figura contempla tanto la adquisición como el beneficio obtenido de bienes provenientes del hurto.
Sin embargo, los riesgos no terminan en el marco judicial. La Secretaría de Seguridad advierte que emplear repuestos falsificados o de contrabando pone en peligro tanto la seguridad vial como la vida de los ocupantes del vehículo. Estas piezas pueden fallar en cualquier momento al no contar con certificaciones de calidad, lo que incrementa la probabilidad de un accidente. Además, su uso puede invalidar la garantía del vehículo y acarrear costosas reparaciones a largo plazo, afectando la economía de los propietarios honestos.
En el aspecto económico, cada compra en el mercado negro afecta directamente a talleres y distribuidores legales, minando su capacidad de competir y fortaleciendo la cadena criminal. Así, la persistencia de la demanda de piezas ilegales incentiva el robo de carros y motos, perpetuando el círculo delictivo. Esta dinámica evidencia que el aparente ahorro inmediato es, en realidad, la semilla de un problema mayor que repercute en la seguridad y la economía de toda la ciudad.
Es relevante destacar que, a pesar de la gravedad del problema, las estadísticas oficiales muestran una disminución en los indicadores de hurto. Entre enero y octubre de 2025, el robo de vehículos en la ciudad se redujo un 25 % y el de motocicletas un 19 %, en comparación con el mismo periodo del año pasado. Solo en dos localidades, San Cristóbal y Tunjuelito, se ha observado un incremento en el índice de hurtos. Asimismo, en septiembre se registró uno de los operativos más significativos, cuando las autoridades hallaron 250 motores con identificaciones falsas en un sótano del sector de La Estanzuela. Los puntos críticos de comercialización ilegal siguen siendo zonas identificadas como Siete de Agosto, Restrepo y La Estanzuela.
Las autoridades insisten en la importancia de verificar siempre la procedencia de los repuestos, realizando compras únicamente en establecimientos autorizados y exigiendo la factura correspondiente. Además, cualquier información sobre el comercio ilegal de autopartes puede ser reportada a la Línea contra el Crimen de la Policía: 314 3587212. La ciudadanía debe reflexionar sobre el verdadero costo de optar por autopartes de origen ilícito, pues esto alimenta redes criminales y pone en riesgo la vida y el patrimonio de todos los bogotanos.
¿Qué implica la receptación y por qué conlleva consecuencias legales tan graves?
La receptación es un delito que consiste en adquirir, recibir o beneficiarse de bienes provenientes de actividades ilegales, como el hurto de autopartes. Según lo explicado en el artículo de El Espectador, esta conducta no solo perpetúa la cadena criminal, sino que debilita los esfuerzos de las autoridades para combatir el robo de vehículos en Bogotá.
Las consecuencias legales para quienes incurren en receptación son severas; el Código Penal contempla penas de hasta ocho años de prisión para quienes sean encontrados culpables. Esta sanción busca desalentar la participación ciudadana en mercados ilícitos y, a la vez, garantizar que los responsables de alimentar estas cadenas criminales enfrenten la justicia, protegiendo así la seguridad y la legalidad en la ciudad.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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