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Todos esos roles, mezclados los íntimos y los públicos, los desempeñó la prófuga excongresista para Roberto y Julio Gerlein, según la periodista Eva Durán.
El texto de Durán, en el que no solo celebra que Merlano se haya escapado de la justicia, sino que plantea la poco analizada dimensión de una mujer que fue instrumentalizada por políticos de la Costa, primero por su belleza y después por su “pilera”, lo reproduce en su Facebook la columnista Gloria H., de El País, de Cali, reconocida sicóloga que se ocupa en sus escritos de los insondables pliegues que tiene el comportamiento de los seres humanos.
Gloria H. no hace ningún comentario a lo que dice Durán, que publicó su texto inicialmente en Las 2 Orillas, y que, en el fondo, no exime de ninguna responsabilidad a Merlano. Simplemente, la muestra como un objeto usado, en lo personal y en lo político, por los clanes más poderosos de la Costa Atlántica, hasta dejarla sola nuevamente, como cuando la encontraron, pobre y humilde, en un deprimido sector de Barranquilla, con la única ventaja aparente de que su padre era trabajador de los Gerlein.
Por eso, Durán sostiene que Aída Merlano fue víctima de poderosos que la usaron desde muy joven “para luego ser sacrificada como cordero ritual sin derecho a la mínima defensa”. Hace referencia también, como lo dice la Silla Vacía, a que Merlano nació en un humilde barrio de la capital del Atlántico y empezó su carrera política a los 15 años, como “mochilera” (que busca votos en su sector) para el excongresista Roberto Gerlein, hermano del empresario Julio Gerlein, hoy investigado por el caso de Merlano.
No obstante —relata Durán—, deslumbrados no solo por su belleza, sino por su “pilera”, los de la casa Gerlein la convirtieron en “moza, amante, líder política, concejal, diputada, representante y senadora” (de hecho, llegó a ser diputada y congresista con una de las votaciones más altas), para luego entregarla a la justicia.
La periodista María Jimenza Duzán también hace alusión en su columna de la revista Semana al tema sexual en todo este entramado: “No conozco a Aída Merlano, pero, por lo que me cuentan mis fuentes en Barranquilla, se trata de una mujer ambiciosa de extracción humilde y de armas tomar, que logró ascender a los círculos más exclusivos del curubito barranquillero gracias a que supo mezclar el poder y el sexo, dos afrodisiacos que ella, al parecer, pensaba que los manejaba con inteligencia”.
Cuando Roberto Gerlein planeaba su retiro del senado, dice la Silla Vacía, parecía que su heredera iba a ser Aída Merlano. Sin embargo, él pretendía que su curul quedara en manos de familiares, por lo que le retiró su apoyo, pero como no encontró candidato, decidió relanzarse.
Su hermano Julio, dice el portal político, no estuvo de acuerdo y siguió respaldando a Merlano, “con quien tiene una cercanía públicamente comentada en los corrillos de la ciudad”.
Incluso, precisa ese medio, que dice que consultó “una fuente dateada”, Gerlein pactó con parte de los Char que Merlano recibiría votos de otros departamentos, y, a cambio, ella apoyaba “por debajo de la mesa (para evitar ser acusada de doble militancia)” a la candidata de Cambio Radical, Lilibeth Llinás, otras de las vinculadas a la investigación por la que fue condenada Merlano.
Eso, asegura el texto de Durán, sirvió para que Merlano se volviera un “chivo expiatorio perfecto”, teniendo en cuenta que no tenía fortuna, ni poder propio, y que, ingenuamente, creyó que estaba segura “entre los monstruos de la codicia”.
Por su puesto, eso no eximiría a la excongresista de su participación en la compra de votos, teniendo en cuenta que es una mujer adulta, capaz de tomar sus propias decisiones. Pero, preciso cuando anunciaba que iba a colaborar con la justicia y que iba a revelar “información privilegiada”, de acuerdo con El Espectador, Merlano se fuga en un plan que, el mismo Gobierno calificó como de ‘reality show’.
Por lo mismo, se ha dicho que los más beneficiados con el escape de Merlano son las casas Gerlein y Char.
La justicia deberá establecer, conforme avanzan las investigaciones, el grado de participación de esos dos clanes, no solo en la fuga de Merlano, sino en la corrupción política en la Costa, que quedó revelada al coger con las manos en la masa a la política que escaló velozmente en la política, pero que, como Ícaro, se quemó y cayó por acercarse tanto al sol.
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