Los anuncios para someterse a este cuestionable método que se realiza en Moscú, han aparecido en redes sociales y ya han conseguido varios voluntarios, según reporta el diario Mirror.

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La terapia consiste en hacer que la persona cave su propia tumba y luego se acuesten en el hueco mientras son enterrados vivos. Con un tubo conectado a la cara de la persona se mantiene el suministro de oxígeno.

Quienes deseen intentarlo, deben pagar unos 3.000 rublos (46 dólares) por la terapia, una cantidad considerable para muchos en ese país.

Sin embargo, el método ha generado controversia, pues las autoridades cuestionan si es algo seguro y si realmente funciona. Otros han señalado que Volkov no tiene diploma de médico y que tampoco hay médicos presentes en el momento del entierro por si algo sale mal.

No es la primera vez que este tipo de prácticas se llevan a cabo en Rusia, pues hace 6 años un grupo de jóvenes comenzó a promover el ser enterrado vivo como forma de tratamiento para la ansiedad y la depresión, según reportó el RT.

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