Todo comenzó como un ejercicio para conocer mejor a sus estudiantes de tercer grado. Schwartz les pidió que completaran la frase “quisiera que mi profesora supiera”, pero no imaginó la gravedad de algunas de las respuestas que le darían los niños, pues algunos de ellos describían situaciones familiares y económicas difíciles.

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“Quisiera que mi profesora supiera que mi familia y yo vivimos en un refugio”, se lee en una de las notas publicadas por el New York Times.

“Que tenemos poco dinero y tenemos que ir a un banco de alimentos para conseguir comida”, escribió otro.

“Que extraño a mi papá porque fue deportado a México cuando yo tenía 3 años y no lo he visto en 6.”, anotó uno más.

“Que tengo TDHA (Trastorno por déficit de atención con hiperactividad) y que soy diferente de los demás”, dice otra de las notas.

El año pasado, Schwartz comenzó a compartir algunas de las respuestas anónimas a través de Twitter, promovió la etiqueta #IWishMyTeacheKnew (Quisiera que mi profesora supiera) y motivó a otro profesores a hacer lo mismo con sus alumnos, añade el Daily Mail.

Schwartz acaba de publicar el libro en el que recopila las respuestas de varios estudiantes, tantos los de su escuela como los de otras escuelas, que le fueron enviados luego de que la etiqueta se volviera viral en redes.

En el libro, la profesora escribe que este tipo de ejercicios son fundamentales para crear relaciones con los estudiantes y poder trabajar en colaboración con las familias para atender las necesidades de los niños.

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