A título personal. De esta manera se define la participación de Clara López Obregón, hasta la noche del lunes presidenta del Polo Democrático, y nueva ministra de Trabajo, en el gobierno de Juan Manuel Santos.

Es la misma fórmula que ejercerá el nuevo ministro de Justicia, Jorge Londoño, miembro de la Alianza Verde que no cuenta con el apoyo de los congresistas de su partido.

Como se esperaba, a los miembros de la dirección del Polo no les cayó bien la participación de López en el Gobierno, pues se compromete su independencia y su actitud de oposición al Gobierno a sus políticas económicas, según Semana.

El Polo Democrático, en su Tercer Congreso Nacional, y luego en el Cuarto Congreso, se declaró como partido de oposición al gobierno de Juan Manuel Santos. Si la doctora Clara López decide aceptar el nombramiento, debe renunciar a la presidencia del Polo Democrático. En todo caso su presencia en el gabinete no representa al partido y no actuaría en nombre nuestro”,

dijo el senador Jorge Robledo, férreo crítico de Santos.

Tras su designación, el comité directivo del Polo aceptó su renuncia a la dignidad que ostentó en ese partido desde las pasadas elecciones presidenciales.

Era una postura que se veía venir, pues López sonó para llegar al gobierno desde su frustrada campaña a la alcaldía de Bogotá.

A otro al que tampoco le dieron el aval fue al nuevo ministro de Justicia, Jorge Eduardo Londoño.

El presidente de la Alianza Verde Antonio Sanguino, negó que su partido ingrese al Gobierno con esta designación, agrega por su parte Caracol Radio.

Según Saguino,

el presidente lo invitó a participar por ser líder en Boyacá y por su destacada hoja de vida para que asuma la implementación de la justicia transicional y otras tareas cuando se firme la paz. Su representación no compromete al conjunto de la Alianza Verde”.

Según el directivo,

un gabinete para la paz no solo debe comprometerse con la implementación de los acuerdos de La Habana, sino también con otros temas como la lucha contra la corrupción, la agenda de la restitución de tierras y un viraje frente a las políticas mineroenergéticas y de medio ambiente. Hasta tanto no haya un compromiso frente a esos temas nosotros vamos a seguir acompañando lo que tiene que ver solamente con la terminación del conflicto”.

Otro que llega al gabinete con polémica es el nuevo ministro de Ambiente, Luis Gilberto Murillo, exdirector del Plan Pacífico, en representación de la población afrocolombiana.

En su hoja de vida figura con una sanción disciplinaria por uso indebido de los recursos públicos para ayudar a una escuela, algo que pudo estar bien intencionado, pero que no se hizo conforme las normas legales.

Por la sanción, que todavía no se ha fallado en instancia final, dejó la gobernación de Chocó, señala por su parte El Espectador.

También resultó contradictorio que en sus estudios figure como ingeniero de Minas. Justo el área que más afecta el sector que ahora tiene como su principal objetivo: el medio ambiente.

Al partido liberal no le gustaron los cambios. Y no porque tengan cuestionamientos contra algunos de los designados, sino porque no los tuvieron en cuenta en los nuevos nombramientos, a pesar de haber expresado su deseo de tener más representación.

El senador Horacio Serpa se expresó con disgusto por el tratamiento que le dio el Gobierno a su colectividad, publicó por su parte CM&.

Los otros cargos, en general, fueron recibidos bien por los sectores que representan, dados sus perfiles técnicos.

Quizás el retiro del ministro de Vivienda, Luis Felipe Henao, considerado como el de mejor desempeño durante su paso por esa cartera sino porque era considerado el alfil de Germán Vargas Lleras, podría tener efectos políticos en el balance entre Cambio Radical y La U. Sin embargo, lo reemplaza Elsa Noguera, con un perfil técnico alto.