Ese preacuerdo al que llegaron Felipe López, dueño de la revista, y Jaime Gilinski, dueño del Banco Sudameris y uno de los hombres más ricos del país (su fortuna llega a 3.500 millones de dólares, según el columnista), lo mismo que “cuando el principal conglomerado financiero del país adquirió el principal periódico nacional (claramente se refiere a El Tiempo, comprado por Luis Carlos Sarmiento Angulo) “son noticias inquietantes, sobre todo, para la libertad de expresión”, escribe Martínez Lloreda.

Portadas de la revista Semana

Artículo relacionado

El Grupo Gilinski compra el 50 % de publicaciones Semana

También sostiene que “lo ideal sería que el principal negocio del dueño de un medio de comunicación sea la información”, porque “cuando el principal negocio del dueño de un medio no es el periodismo se corre el riesgo de que éste ponga ese medio al servicio de otra actividad”.

Otros, sin embargo, no le ven a la venta de Semana ningún problema. Gabriel Ortiz, por ejemplo, en su columna de El Nuevo Siglo, califica el negocio con la palabra ‘Blanco’ (de connotación positiva) y escribe al respecto: “La revista Semana se refinancia, pero conserva su independencia”.

Pero, precisamente, sobre la independencia, Martínez Lloreda recoge uno de los tres párrafos del comunicado que emitieron las dos partes, según el cual, “para garantizar la independencia editorial, la responsabilidad periodística queda exclusivamente en manos de Felipe López y Alejandro Santos”.

“Ojalá sea así y que el nuevo accionista entienda que el valor de la revista reside en su independencia. Que ese es su mayor activo. Eso está por verse”, advierte Martínez Lloreda, y recalca que “cuando un medio pasa a manos de un banco se corre el riesgo de que se antepongan ese sinnúmero de intereses a la misión de informar”.