El 13 de abril de 2023 se entregó el primer título de “abogade” en Colombia. La Universidad del Rosario de Bogotá otorgó este reconocimiento como profesional en Derecho a Alelí Chaparro, persona no binaria (NB), de 25 años.

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A la ceremonia asistió con su familia —mamá, contadora, y papá, ingeniero— y con su marido. Se vistió con camisa blanca, pantalón de tiro alto y saco de color café oscuro con líneas claras. El calzado fueron alpargatas blancas con la bandera LGBTIa los lados.

En marzo del año pasado Chaparro vivió otra felicidad en su vida: recibió la cédula de ciudadanía con las letras NB en el componente sexo, luego de ganar una tutela en segunda instancia.

Hasta hace poco trabajó como asistente de investigación en la Misión de Observación Electoral (MOE) donde se encargaba de temas relacionados con inclusión para la población LGBTI, en específico con personas trans.

El tiempo libre lo dedica a montar en bici, a jugar en el computador o a comer su ramen favorito en el barrio Palermo. También a ver ‘RuPaul’s Drag Race’: en esta temporada 15 fue Team Sasha Colby.

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El Colombiano, aliade de Pulzo conversó con Alelí horas después de recibir el título de “abogade” de la Universidad El Rosario.

‘Primere’ “abogade” de Colombia, eso es histórico, ¿qué representa para usted?

“En este momento para mí lo importante es que soy profesional en Derecho, pero para el resto de la gente que esto haya sucedido lo que permite es que para otras personas que sean no binarias en otras universidades se les empiece a facilitar ese tipo de procesos”.

¿Qué cree que pueda pasar de ahora en adelante?

“A partir de pequeñas prácticas como el hecho de poner baños inclusivos o que las personas pongan en sus diplomas los pronombres que normalmente usan, otras prácticas dentro de la academia se pueden comenzar a cuestionar, porque el primer paso para reconocer que hay problemas de invisibilización, no reconocimiento o no valoración de ciertas identidades es reconocer que esas personas existen”.

Reconocer esas existencias podría tener más consecuencias…

“Sí, que, por ejemplo, se designen becas para las personas trans no binarias en las universidades, también da campo para que nos cuestionemos de quiénes están en los roles directivos, que no sean solo personas cis”.

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La familia, ¿cómo recibió este logro?

“Están felices, pero les preocupa más las reacciones negativas que pueda tener la gente. Aunque mi papá me dijo un dicho muy boyacense ‘al bagazo poco caso’, entonces a la gente que está gastando tiempo diciendo cosas negativas no hay que prestarle atención porque honestamente lo que implica esto es que la persona está desocupada, no tiene nada que hacer con su vida o no tiene personalidad”.

¿Qué opina sobre los comentarios de la gente que no comparte que diga “abogade” en el diploma?

“Yo no les digo nada porque me parece extremadamente irrelevante. Es como un mosquito que me intenta picar, pero lo sacudo y ya, nada de lo que hagan me podrá lastimar. Creo que en general están contribuyendo a un problema que es grave, como los discursos que están normalizados de transfobia y de odio. Pueden comentar lo que quieran, yo sé que sigo siendo yo”.

¿Por qué quiso estudiar Derecho?

“Inicialmente, porque era como Filosofía, pero daba plata. (Risas). Mi papá me dijo no viviría de la Filosofía y tenía razón. Pero más allá de eso tenía la idea de llegar algún día a alguna Alta Corte o a la Corte Constitucional, pero hoy no tengo mucho interés en eso, más bien me interesa el hecho de la docencia”.

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¿Docente de qué?

“De Derecho de familia, durante toda la carrera ese fue mi interés mayor, hice parte de la clínica de violencia intrafamiliar y de género. Creo que hay mucho campo en esto porque el Derecho de familia en Colombia es muy arcaico, hay una oportunidad de investigarlo, reinterpretarlo y aplicarlo con un enfoque de género muchísimo más inclusivo para lo que comprendemos hoy”.

¿Cómo maneja el tema de los pronombres en su cotidianidad?

“Yo, personalmente, si voy a la tienda no tengo problema en que me llamen él, no me molesta, entiendo que me veo masculino y la gente lo asume, pero en temas formales como el grado, la cédula o el trato con los funcionarios públicos sí exijo que el trato sea respetuoso y por tanto con mis pronombres correctos. Esta es solo mi experiencia que no es igual a la de otras personas no binarias o trans”.

¿A qué se va a dedicar luego de obtener el título de “abogade”?

“Todavía no sé, he estado enviado hojas de vida. Ojalá fuera algo en docencia, pero para eso hay que hacer especialización y licenciatura, entonces también he estado pensando en presentarme a las nuevas convocatorias de la MOE que me permitan intentar trabajar y estudiar al mismo tiempo”.

¿Y ya celebró?

“Todavía no, pero seguramente saldremos pronto, aunque yo hace tres años no tomo, no bebo café, ni fumo, soy una persona muy sobria. Honestamente no sé qué haremos, lo que sí sé es que nos iremos de viaje y ya salimos a comer que es el mejor placer en la vida. Todo ha sido muy bello”.

¿El 13 de abril de 2023 fue el día más feliz para Alelí?

“Fue uno de los más satisfactorios porque me había esforzado mucho, fue un día de sentir la recompensa de un logro cumplido. Cuando logré la cédula fui mucho más feliz porque fue un proceso muy luchado, hubo mucha resistencia de la Registraduría cuando lo solicité, entonces lo sentí más como una victoria. Y cuando salgo a caminar con mi papá, claro, siento una alegría en general”.