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Más de cuatro millones de personas han huido de Sudán desde el inicio de la guerra en abril de 2023. Se trata de “un hito devastador en la crisis de desplazamiento de población más grave del mundo”, declaró el martes 3 de junio el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados en una rueda de prensa. El conflicto enfrenta a las Fuerzas Armadas Sudanesas del general Al-Burhan con los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FSR) del general Hemedti. ¿En qué punto se encuentra la guerra hoy?
Tras más de dos años de guerra, la línea del frente sigue prácticamente igual y el país sigue dividido en dos. El ejército sudanés, cuyo cuartel general se encuentra en Puerto Sudán, controla todo el oeste y el suroeste del país. Por su parte, los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FSR) controlan el este del país, es decir, Darfur y parte del sureste.
Entre los últimos avances, el ejército sudanés logró recuperar hace unos meses el estado de Al-Jazira, el granero del país. Y, sobre todo, en marzo de 2025 recuperó el control de toda la capital, Jartum, escenario de intensos combates desde el inicio de la guerra. Y donde, hoy en día, se ha propagado una epidemia de cólera.
Desde entonces, los paramilitares han redirigido su ofensiva hacia el oeste, la ciudad de El-Fasher, capital de Darfur del Norte, la última gran ciudad de la región que aún está bajo el control del ejército regular. Ahora es allí donde se concentra el conflicto. Una guerra que se prolonga, alimentada por el apoyo material de potencias extranjeras.
Un auténtico éxodo
Los combates han provocado un auténtico éxodo. El primer país en acoger a estos refugiados sudaneses es Egipto, con 1,5 millones de sudaneses en su territorio, instalados principalmente en barrios pobres de la periferia de El Cairo. Una elección motivada por los vínculos culturales (lengua, religión) que Egipto mantiene con Sudán. Le sigue Sudán del Sur, que acoge a más de 1,1 millones de refugiados, pero la mayoría son sudaneses del sur que regresan a su país.
Chad también paga un alto precio. Desde el inicio del conflicto, el país ha acogido a más de 850.000 sudaneses, instalados principalmente en campamentos a lo largo de la frontera. A ellos se suman los cerca de 400.000 refugiados sudaneses que ya se encontraban en el este del país desde el inicio del conflicto en Darfur en la década de 2000.
La presión humanitaria sobre el este de Chad que se ha vuelto “insostenible”, según el ACNUR. Por último, Libia, Etiopía y la República Centroafricana también contribuyen al esfuerzo. Entre los tres, acogen a más de 370.000 refugiados sudaneses.
Situación inhumana en Egipto
Najda Mansour, escribe nuestro corresponsal en El Cairo, Martin Dumas-Primbault, llegó a Egipto en julio de 2024. Y, como muchos de sus compatriotas, tardó más de un año en obtener el asilo: “Es una situación realmente inhumana. Porque aquí no se puede vivir realmente como refugiados protegidos y atendidos. Hay violaciones masivas de los derechos humanos. Los trabajadores sudaneses en las fábricas y en las obras trabajan doce horas al día, sin medidas de seguridad y sin indemnización en caso de accidente laboral”.
En estas difíciles condiciones, algunos emprendieron el camino de regreso tan pronto como se anunció la recuperación de Jartum por parte del ejército regular a finales de marzo: “El problema, dice Najda Mansour, es que la situación no mejora allí, sino todo lo contrario. Ahora hay muchos casos de cólera. Las aguas están contaminadas por las armas utilizadas y los numerosos cadáveres arrojados al Nilo”.
Desbordada por la afluencia y paralizada por los recortes presupuestarios, la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados en Egipto se vio obligada, a finales de marzo de 2025, a suspender todos sus programas de ayuda médica.
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