Crisis silenciosa en Bogotá: salud mental en riesgo por desigualdad, pandemia y falta de apoyo comunitario
El Espectador es el periódico más antiguo del país, fundado el 22 de marzo de 1887 y, bajo la dirección de Fidel Cano, es considerado uno de los periódicos más serios y profesionales por su independencia, credibilidad y objetividad.
Visitar sitioEn Bogotá, la salud mental enfrenta cifras récord; descubre los factores que agravan esta crisis.
Las problemáticas relacionadas con la salud mental han registrado un incremento inquietante tanto en Bogotá como en el mundo entero. El crecimiento de casos de ansiedad, depresión y suicidio está vinculado a fenómenos sociales de gran impacto, tales como la desigualdad, la violencia, el deterioro ambiental y la precariedad urbana. Tales circunstancias se agudizaron notablemente durante la pandemia de COVID-19, marcando profundas huellas en comunidades enteras. En la capital colombiana, Bogotá, el panorama es especialmente delicado: según el Estudio de Salud Mental de Bogotá 2023, el 10 % de la población ha recibido un diagnóstico de depresión, mientras cerca del 20 % se encuentra en riesgo de padecer trastornos depresivos o ansiedad.
El citado estudio, elaborado por la Secretaría Distrital de Salud, también precisa que unas 900.000 personas en Bogotá consideran que su salud mental es regular, mala o muy mala. Los casos de ansiedad, depresión y estrés emocional siguen en aumento, afectando con mayor incidencia a mujeres, jóvenes y personas en contexto de vulnerabilidad. Estos datos evidencian la urgencia de diseñar intervenciones atentas a las particularidades de género, edad y situación socioeconómica. La misma investigación recomienda fortalecer respuestas integrales e inclusivas, comprometiendo a diferentes sectores de la sociedad para brindar apoyo efectivo.
A nivel global, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que más de 300 millones de personas viven con depresión. La ansiedad, por su parte, afecta aproximadamente al 4 % de la población mundial. Los riesgos para la juventud resultan especialmente graves, ya que la OMS señala al suicidio como la segunda causa principal de muerte entre los 15 y los 29 años. Así, la salud mental ocupa hoy un lugar prioritario en la agenda internacional, presionando a gobiernos y organizaciones a avanzar hacia soluciones articuladas y de largo plazo.
Frente a este contexto, Bogotá ha comenzado a implementar un modelo de atención en salud mental basado en el bienestar colectivo y en el cuidado desde la comunidad. Esta estrategia, impulsada por la Secretaría Distrital de Salud, busca superar la atención tradicional centrada en síntomas, para transformar, mediante acciones coordinadas, los factores sociales y ambientales que contribuyen al desgaste emocional, integrando intervenciones en ámbitos como educación, empleo, vivienda y espacio público.
Esta perspectiva local encuentra respaldo en estudios internacionales, como los del Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos, que destacan la relevancia de integrar redes de apoyo comunitario y reforzar los sistemas de soporte social. Tales acciones son consideradas centrales para prevenir nuevos casos y mejorar el acceso a tratamientos. Sin embargo, persisten desafíos importantes en la cobertura informativa y la atención institucional. Estudios recientes en medios especializados advierten sobre la continuidad de estigmas y la desinformación, factores que siguen obstaculizando el acceso a ayuda profesional, en particular para los sectores más vulnerables.
El reconocimiento de octubre como el Mes de la Salud Mental representa una oportunidad significativa para poner en discusión no solo los progresos logrados, sino las brechas aún existentes. Entre ellas, cobra especial relevancia la necesidad de mayor inversión en recursos y en formación de talento humano especializado, así como la adopción de políticas públicas sostenibles. Los informes de la Comisión Lancet insisten en que los retos sociales y ambientales, como el cambio climático, podrían profundizar todavía más la crisis de salud emocional, por lo que es imprescindible mantener políticas adaptativas y enfocadas en la prevención.
En definitiva, abordar la salud mental exige compromisos multisectoriales, estrategias sostenidas y una visión comprehensiva que considere tanto los factores estructurales como el bienestar cotidiano, consolidando así una respuesta social justa y efectiva.
¿Cuáles son las causas principales del deterioro de la salud mental según el Estudio de Salud Mental de Bogotá 2023? El Estudio de Salud Mental de Bogotá 2023 identifica como principales causas del deterioro psicoemocional la desigualdad social, la precariedad urbana y factores relacionados con la crisis sanitaria provocada por la COVID-19. Además, aspectos como la violencia y los cambios ambientales han tenido repercusiones directas en el bienestar de grupos que ya se encontraban en situaciones de vulnerabilidad. Esta información destaca la importancia de diseñar políticas públicas que respondan de manera focalizada a los distintos riesgos que enfrenta la población.
La relevancia de esta pregunta radica en que permite comprender por qué ciertos sectores sufren mayor afectación y facilita la identificación de intervenciones estratégicas para distintos grupos poblacionales. Al comprender cómo determinantes sociales y ambientales inciden en la salud mental, las autoridades pueden priorizar recursos y esfuerzos para fortalecer el tejido social y mejorar la calidad de vida comunitaria.
¿Qué significa estigmatización en el contexto de salud mental? La estigmatización en salud mental se refiere al proceso por el cual las personas que experimentan trastornos mentales son objeto de prejuicios, discriminación o exclusión social, dificultando su acceso a servicios y su recuperación integral. Según los análisis mencionados en medios especializados en salud pública, este fenómeno continúa siendo un obstáculo importante para la búsqueda y el acceso a atención, especialmente en poblaciones vulnerables donde predominan mitos y desinformación respecto a las enfermedades psicoemocionales.
Entender este concepto ayuda a dimensionar uno de los retos principales en la lucha por la salud mental: la transformación cultural que permita entornos más empáticos, inclusivos y respetuosos. Así, la superación del estigma ofrece la posibilidad de construir sociedades que promuevan la prevención, el acompañamiento y la rehabilitación sin barreras sociales o institucionales.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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