Bogotá
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Este accesorio que va en la parte externa de las mochilas suele familiarizarse como un diseño representativo de una marca, pero da más capacidad de carga.
A simple vista, el parche de cuero en las mochilas y maletines parece un simple adorno, un detalle más para darle un toque rústico o ‘vintage’. Sin embargo, su función va mucho más allá de la estética. Este pequeño accesorio, conocido como ‘lash tab’ o, coloquialmente, ‘nariz de cerdo’ por su forma ovalada con dos orificios, es un elemento diseñado para la funcionalidad y la optimización del espacio. Su origen se remonta a los primeros maletines pensados para los amantes de las actividades al aire libre, un grupo de usuarios que buscaba llevar todo lo necesario sin sacrificar el espacio interior de su equipaje.
El nacimiento de este distintivo parche está íntimamente ligado a la practicidad. Los diseñadores de mochilas lo crearon como un punto de anclaje externo para sujetar objetos voluminosos o de acceso rápido. Originalmente, se usaba para enganchar equipos de montaña como piolets o cuerdas, pero su utilidad se extendió rápidamente. Los campistas y senderistas descubrieron que era perfecto para llevar botellas de agua o linternas, liberando así espacio dentro de la mochila y manteniendo sus manos libres. Esta versatilidad lo convirtió en un aliado indispensable para cualquier aventura.
Aunque su propósito principal siempre ha sido funcional, la evolución de este accesorio ha sido notable. Con el tiempo, el ‘lash tab’ se popularizó en mochilas de uso diario, perdiendo en muchos casos su función original para convertirse en un elemento más de diseño. Hoy en día, no es raro verlo en maletas urbanas, donde se usa para colgar llaves, auriculares o pequeños bolsos, demostrando que su capacidad de adaptación es tan grande como la imaginación de sus usuarios. Así, este pequeño parche de cuero ha logrado trascender su origen práctico para convertirse también en un distintivo de estilo, uniendo la historia de la aventura con la moda contemporánea.
A primera vista, una mochila de senderismo podría parecer similar a una mochila común, pero la diferencia radica en su diseño y propósito. Mientras una maleta estándar está pensada para el uso diario en entornos urbanos, como llevar libros o una laptop, una de senderismo es una herramienta especializada, meticulosamente diseñada para enfrentar las demandas del aire libre. Su estructura, materiales y características se adaptan a la necesidad de transportar equipo pesado y voluminoso por terrenos irregulares, manteniendo la comodidad y el equilibrio del excursionista.
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La distinción clave entre ambas mochilas reside en la funcionalidad. Una mochila de senderismo incorpora características técnicas cruciales, como un armazón interno o externo para distribuir el peso de manera uniforme, correas de compresión para estabilizar la carga, y múltiples puntos de anclaje para equipo adicional como bastones de ‘trekking’ o tiendas de campaña. Estos elementos no son meros añadidos, sino que son fundamentales para la seguridad y el rendimiento en una caminata larga. En contraste, una mochila convencional se enfoca en la practicidad y el acceso rápido a objetos, priorizando el estilo y la sencillez por encima de la capacidad de carga especializada.
Para saber si una mochila es de buena calidad, lo primero que debes revisar son los materiales. Los más comunes y duraderos son el poliéster, el nylon y la lona. Un buen indicativo de su resistencia es el grosor del tejido, conocido como ‘denier’, que se mide con un número: a mayor denier, más resistente será la tela a la abrasión y los desgarros.
Además de la tela, preste atención a las costuras. Las maletas de calidad tienen costuras dobles o triples, especialmente en áreas que soportan mucho peso, como los tirantes o las uniones con el cuerpo de la mochila. Revisa también los cierres y hebillas; marcas de alta calidad suelen usar cremalleras robustas, como las de la marca YKK, que son reconocidas por su resistencia y durabilidad.
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