Alarmante auge de alojamientos informales en Quindío: turismo digital desata retos, riesgos y debates

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El turismo informal crece 40 % en Quindío impulsado por plataformas digitales y falta de control oficial.

El notable incremento del 40 % en la informalidad turística detectado en el departamento de Quindío para el año 2025 evidencia una problemática que trasciende lo económico y afecta profundamente la estructura social y la sostenibilidad del turismo regional. Según ha advertido José Andrés Duarte, presidente ejecutivo de la Asociación Hotelera y Turística de Colombia (Cotelco), aunque existen alrededor de 1.000 viviendas turísticas debidamente inscritas en el Registro Nacional de Turismo (RNT), las plataformas digitales —tales como Airbnb, Booking, HomeAway y Vrbo— reportan más de 1.400 inmuebles activos en la zona. Esta brecha pone al descubierto un mercado sobredemandado, donde numerosos actores operan fuera del marco legal establecido y dificultan tanto la regulación como la vigilancia por parte de autoridades locales y nacionales.

Este fenómeno tiene implicaciones financieras significativas. La informalidad en el sector turístico reduce los ingresos que el Estado recauda a través de impuestos esenciales, como el impuesto de renta, el impuesto al valor agregado (IVA), los impuestos predial y de industria y comercio (ICA), recursos que son fundamentales para sostener programas sociales y proyectos de infraestructura en una región cuyo desarrollo está estrechamente vinculado a la actividad turística. Como subraya Duarte, si estos establecimientos eluden sus responsabilidades tributarias, la capacidad de los gobiernos locales para reinvertir en la mejora de los servicios turísticos y en proyectos que benefician a toda la comunidad se ve gravemente afectada, generando además disparidad competitiva para los operadores formales.

El caso de Quindío no es un hecho aislado. La Organización Mundial del Turismo (OMT), en un informe publicado en 2023, identificó que entre el 30 % y el 50 % de los servicios turísticos ofrecidos en economías emergentes operan bajo esquemas de informalidad, impulsados en gran parte por el auge acelerado de plataformas digitales. Esta tendencia mundial genera condiciones de competencia desleal, pues los alojamientos informales pueden ofrecer precios menores gracias al ahorro en obligaciones impositivas y reglamentarias.

Además, la problemática se agrava debido al uso masivo de redes sociales como Instagram, TikTok y Facebook para la promoción y comercialización de viviendas turísticas sin regulación clara. La ausencia de normativas específicas y de mecanismos efectivos para supervisar estos canales fomenta la proliferación de operadores informales, quienes no solo afectan la economía local, sino que también generan riesgos para la seguridad de quienes contratan estos servicios. Investigaciones adelantadas por el Observatorio Turístico Nacional advierten que la informalidad promovida en redes sociales suele asociarse a un aumento de incidentes delictivos que afectan tanto a turistas como a los residentes, alimentando la percepción de inseguridad en los destinos emergentes.

Este velo de informalidad coincide con una preocupante caída en los índices de ocupación hotelera. Las cifras del gremio reportan una ocupación promedio del 37 % para Quindío, mientras que el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) estima el dato en un alrededor del 40 % para todo el Eje Cafetero. Esta contracción, impulsada principalmente por la disminución del turismo nacional, impacta fuertemente la viabilidad financiera de hoteles y operadores formales que, pese a la pérdida de ingresos, deben mantener empleos y cumplir sus compromisos fiscales. El contraste es notorio respecto a otras regiones como Antioquia, que alcanzó promedios de ocupación hotelera del 55 % durante 2025, según datos oficiales del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, demostrando así la importancia de políticas turísticas integradas y acciones de promoción efectivas.

Frente a este panorama, Cotelco insiste en la urgencia de fortalecer los controles estatales existentes y coordinar estrategias entre las distintas entidades públicas y gremios del sector —incluidos Asobares, Anato, Acodrés y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF)—. La consulta pública al RNT a través de Confecámaras y el cruce de información con las plataformas tecnológicas son herramientas que, bien articuladas, pueden aumentar la eficacia de las inspecciones. Valeria Montero Palacio, directora ejecutiva de Cotelco Quindío, resalta que la misión debe abarcar también la protección a poblaciones vulnerables, especialmente niños y adolescentes, vinculando la formalidad con prácticas de turismo seguro y responsable.

Así, se observa que la informalidad turística no solo representa un desafío legal y fiscal, sino también un riesgo social profundo en términos de equidad y protección. Según análisis del Centro de Investigación para el Desarrollo Turístico (CIDTUR), experiencias en otras regiones latinoamericanas revelan que estrategias integrales —basadas en inclusión formal, supervisión digital y educación de prestadores— pueden fortalecer la sostenibilidad y seguridad del turismo, factores imprescindibles para sostener economías regionales en un entorno digital transformado por la postpandemia. En suma, lo que sucede en Quindío es un eco de tendencias globales, donde el equilibrio entre formalidad, desarrollo y protección se vuelve crucial para el futuro del sector turístico.

Preguntas frecuentes relacionadas

¿Cuáles son los principales retos para formalizar la oferta turística en entornos digitales?

La transición de una economía turística informal a una formalizada en entornos digitales está marcada por desafíos estructurales y regulatorios. Si bien las tecnologías han democratizado el acceso al turismo, también han facilitado la emergencia de negocios que operan al margen de la ley. Este escenario dificulta la recaudación de impuestos, la inspección y la garantía de estándares mínimos de seguridad y calidad en la prestación de servicios turísticos.

El contexto colombiano y la experiencia internacional demuestran que la falta de regulación integral y de mecanismos eficaces para vigilar la oferta turística digital propician la evasión y la competencia desleal. Por eso, una de las preguntas centrales para el sector es cómo adaptar las herramientas normativas al ritmo de la innovación tecnológica y al crecimiento de las plataformas, sin detener el desarrollo del turismo digital ni restringir el acceso de pequeños emprendedores al mercado.

¿Qué herramientas existen para que los turistas verifiquen la formalidad de un alojamiento?

La confianza y la seguridad en el alojamiento son variables críticas para el desarrollo del turismo sostenible. Por ello, los turistas enfrentan el reto de identificar si el lugar que planean reservar cumple o no con la normativa vigente, especialmente considerando que la oferta informal abunda en canales digitales y redes sociales donde no es fácil verificar los antecedentes de los establecimientos.

En Colombia, el Registro Nacional de Turismo (RNT) es la herramienta principal para certificar que un establecimiento turístico cumple con los requisitos legales, fiscales y de seguridad. Plataformas públicas como Confecámaras permiten consultas en línea de este registro, pero su uso no está tan difundido entre viajeros. La educación al consumidor, el fortalecimiento de canales transparentes y la cooperación con plataformas digitales son aspectos esenciales para empoderar al turista y proteger los derechos tanto de usuarios como de proveedores formales.

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