¿Cómo afectan las altas temperaturas a la economía europea?
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Visitar sitioLas olas de calor que azotan cada año a varios países de la Unión Europea afectan sus finanzas de manera considerable. Con les devastadores incendios, además del aumento del gasto en salud y la disminución de la productividad, el crecimiento de sus economías está bajo presión.
Las olas de calor que azotan cada año a varios países de la Unión Europea afectan sus finanzas de manera considerable. Con les devastadores incendios, además del aumento del gasto en salud y la disminución de la productividad, el crecimiento de sus economías está bajo presión.
Por Léo Roussel
Una gran parte del Viejo Continente sigue enfrentándose esta semana a una importante ola de calor, en medio de un verano de 2025 que vuelve a ser “récord” en Europa. Toda la Unión Europea está sufriendo las consecuencias de las altas temperaturas de agosto: incendios en España, Portugal, Grecia e Italia; Francia se encuentra en alerta roja; en los países nórdicos se registran temperaturas que superan los 30°C y que baten récords en los Balcanes.
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Estas altas temperaturas altas tienen repercusiones directas en la salud y en el medio ambiente, pero también ponen a prueba la economía de los países de todo el mundo. Algunos especialistas han llegado a afirmar que estos episodios prolongados cuestan varios puntos del PIB a algunas naciones: miles de millones de euros.
El PIB mundial afectado por las olas de calor
Según un análisis realizado por economistas de Allianz Trade, publicado el 1 de julio de 2025, las olas de calor que azotan Europa desde mayo podrían causar una caída del PIB en varios países europeos: de -0,1% en Alemania hasta -1,4% en España. La pérdida para este 2025 a nivel mundial sería de -0,6%.
Lo que explicaría estas cifras sería la disminución de la productividad, pero también “un aumento de los costos de salud, una modificación de los flujos turísticos, un mayor riesgo de incendios forestales, una fuerte presión sobre las infraestructuras energéticas… Todos estos efectos deben tenerse en cuenta para estimar el coste real de las olas de calor”, enumera David García León, científico y asesor del Ministerio de Agricultura de España, y autor de un estudio sobre las consecuencias económicas de las olas de calor en Europa, publicado en 2021 con el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea (CCICE).
El estudio afirmaba que el PIB europeo se había visto afectado por una pérdida del 0,3% al 0,5% durante los años 2003, 2010, 2015 y 2018, “años marcados por temperaturas anormalmente altas”, debido a las olas de calor. Para 2060, los investigadores estiman que estas consecuencias en el PIB podrían multiplicarse por casi cinco en Europa.
El Banco Mundial, por su parte, afirmaba a finales de junio que las ciudades de Europa y Asia Central “han experimentado un aumento fuerte y constante de las temperaturas en las últimas décadas, y que verían triplicarse el ya elevado número de muertes relacionadas con el calor (decenas de miles) y reducir el PIB anual en aproximadamente un 2,5% para 2050“.
Calor intenso, bajo rendimiento
Las repercusiones económicas de las olas de calor son numerosas. Las olas de calor tienen impactos directos en la salud, en el medio ambiente con sequías e incendios, o incluso en el trabajo.
Según David García León y los demás autores del estudio del CCICE, “el calor extremo perjudica la capacidad de trabajo de los individuos, lo que conduce a una disminución de la productividad y, por lo tanto, de la producción económica”. Cuando el termómetro sube, la productividad baja.
En 2019, la Organización Internacional del Trabajo indicaba en un informe titulado “Trabajar en un planeta más caliente” que disminuye el rendimiento de un trabajador cuando labora a temperaturas superiores a 24°-26°C. “Más allá de los 33°-34°C, y para una intensidad de trabajo moderada, “cae un 50%”.
Andreas Flouris, otro de los autores del estudio del CCICE y profesor de fisiología en la Universidad de Tesalia, en Grecia, confirma que la productividad de los trabajadores se ve afectada durante una ola de calor.
“Más personas se ausentan del trabajo, tienen que tomarse días libres debido a los posibles problemas de salud relacionados con el calor, pero también porque, cuando trabajan, el calor las hace más lentas o las obliga a tomar más descansos”, explica.
Cuando las temperaturas son demasiado altas en comparación con lo que el cuerpo puede tolerar sin sufrir alteraciones fisiológicas, se habla entonces de una situación de “estrés térmico”. Esta pone en peligro a los trabajadores y los obliga a una menor productividad. Según la OIT, “para 2030, se espera que se pierda anualmente más del 2% del total de horas de trabajo en el mundo, ya sea porque hace demasiado calor para trabajar o porque los trabajadores deben trabajar a un ritmo más lento”. Una pérdida de horas de trabajo que equivaldría a la desaparición de 80 a 136 millones de puestos a tiempo completo.
Agricultura, turismo y construcción, los más afectados
Durante las olas de calor, los sectores de la construcción y la agricultura están en primera línea y son más propensos a desacelerar su producción que se desarrolla, en gran medida, al aire libre.
“La exposición directa a altas temperaturas y a los rayos del sol aumenta el riesgo de estrés térmico, deshidratación y disminución de la capacidad de trabajo”, explica García León. “Modificar los horarios de trabajo y aumentar los descansos puede ayudar, pero en algunos casos, las tareas no se pueden reprogramar ni trasladar al interior”.
“Las olas de calor, que se observan cada vez más en los últimos años, representan una verdadera amenaza para los sectores del turismo y la agricultura”, explica Enrico Somaglia, secretario general de la Federación Europea de Sindicatos de la Alimentación, la Agricultura y el Turismo (EFFAT).
“Hay un riesgo para la salud y la seguridad del trabajador, con casos de enfermedades relacionadas con el calor, personas que pierden la vida haciendo su trabajo”, sostiene el el secretario general de la EFFAT.
Ludovic Voet, secretario confederal de la Confederación Europea de Sindicatos, confirma que los sectores que requieren trabajo al aire libre son los más afectados.
“Los trabajadores de la construcción o la agricultura están expuestos a altas temperaturas, los repartidores en bicicleta también. […] Hay un riesgo de exceso de mortalidad relacionado con el estrés térmico, y también hay muchos más accidentes”, estima.
El cierre anticipado de empresas o la reducción del tiempo de trabajo pueden ser soluciones para preservar la salud, pero tienen consecuencias económicas.
Enrico Somaglia mencionó también que en el sur de Europa, debido a “la desertificación de ciertas regiones”, están en peligros los empleos y contratos relacionados con “la agricultura y el turismo”.
Sobremortalidad, gastos sanitarios… Un importante costo sanitario
En 2022, un estudio realizado conjuntamente por Santé publique France y la Universidad de Aix-Marsella estimó que las olas de calor ocurridas en Francia entre 2015 y 2020 costaron entre 22 y 37 mil millones de euros. La mayor parte de los gastos estaba relacionada con bajas por enfermedad o fallecimientos. Según el estudio, la sobremortalidad fue lo que más costó: entre 15 900 millones de euros, cuando se expresa en años de vida perdidos, y 30 200 millones de euros, cuando se expresa a partir de los fallecimientos en exceso.
La sobremortalidad es una de las consecuencias conocidas de las olas de calor. En 2023, el Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica de Francia (Inserm) estimó que más de 61 000 muertes ocurridas en Europa en el verano de 2022 (uno de los años más calurosos en la historia) fueron causadas por el calor. Según el Inserm, el aumento de la frecuencia de las olas de calor y “en ausencia de una respuesta adecuada y eficaz”, Europa podría enfrentarse “a una media de 68 000 muertes cada verano para 2030 y más de 94 000 para 2040”.
Seguridad y ahorro
“Se gastan cientos de miles de millones de dólares debido al aumento de los costos de atención médica para los trabajadores a causa del estrés térmico”, de acuerdo con Andreas Flouris. La Organización Internacional del Trabajo estima que se podrían ahorrar más de 361 mil millones de dólares cada año implementando medidas de seguridad adecuadas para proteger mejor a los trabajadores.
Mientras que Europa es el continente que se calienta más rápido, los científicos y los sindicatos se preocupan de ver que deterioran las condiciones de trabajo y que se agravan las pérdidas económicas conforme avanzan los años.
“Nuestras economías, nuestras casas y nuestras infraestructuras aún no están adaptadas”, explica Andreas Flouris.
“Es necesario establecer un marco legislativo. Pedimos el establecimiento de una directiva europea para establecer temperaturas máximas para el trabajo, para detener el trabajo cuando se alcanzan temperaturas inaceptables para el cuerpo, para la salud, para la seguridad de los trabajadores”, concluye Ludovic Voet.
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