El ‘maple washing’, una estrategia para vender más caros productos que no son realmente locales

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Es el árbol símbolo de Canadá: el arce, “maple” en inglés. Y es precisamente lo que ha inspirado el nombre de una práctica comercial canadiense no necesariamente muy honesta: “el maple washing”.

Es el árbol símbolo de Canadá: el arce, “maple” en inglés. Y es precisamente lo que ha inspirado el nombre de una práctica comercial canadiense no necesariamente muy honesta: “el maple washing”.

Por Nafi Alibert, corresponsal de RFI en Montreal

El “maple washing” es una forma de marketing engañoso, basado en el mismo principio que el “greenwashing” que practican muchas empresas. El objetivo: hacer creer que un producto es ecológico, cuando en realidad no lo es. En esta nueva estrategia comercial que se practica en Canadá, se hacen pasar productos extranjeros por productos canadienses.

Una nueva forma de marketing poco honesta

El objetivo es el mismo: vender más y a un precio más alto, como explica Sylvain Charlebois, especialista en la industria agroalimentaria de la Universidad de Dalhousie. “En francés se llama ‘érablanchiment’, es decir, “maple washing”. En esencia, es una práctica que permite a los minoristas utilizar símbolos patrióticos para inflar los precios de forma injustificada. Por ejemplo, aplicar una hoja de arce a productos que no son necesariamente de Canadá. He visto un caso de manzanas etiquetadas como manzanas canadienses, pero en las manzanas se indicaba: “produce of USA”, es decir, procedentes de Estados Unidos”. El truco no siempre es muy elaborado.

Y a veces es aún más evidente: se pega una hoja de arce o banderas blancas y rojas en naranjas o almendras, cuando, por supuesto, estas no crecen en Canadá. Se inflan los precios y se espera que nadie lea la etiqueta.

La vigilancia de los canadienses ante las etiquetas engañosas

Pero no contaban con el sentido de la observación de los consumidores canadienses, que prestan más atención a las etiquetas y son sensibles al origen de los productos, sobre todo en el contexto de la guerra comercial con Estados Unidos. El origen de los productos se convierte en una cuestión económica y política.

Aunque gigantes estadounidenses como Walmart siguen dominando el comercio minorista en Canadá, cada vez más canadienses boicotean los productos estadounidenses en los supermercados. Por lo tanto, el “Made in Canada” se ha convertido en un argumento de marketing de oro. Casi la mitad de los canadienses están dispuestos a pagar más por productos “locales”.

Pero los consumidores están empezando a darse cuenta del engaño y están reaccionando. Las quejas se han disparado en la Agencia Canadiense de Inspección Alimentaria.

Del error al fraude organizado

Las marcas infractoras han sido llamadas al orden, ya que la ley exige que las etiquetas sean veraces: deben permitir a los consumidores tomar decisiones informadas. Estas empresas se han disculpado alegando que se trataba de un error.

Pero hoy, seis meses después del lanzamiento del movimiento “Comprar canadiense”, Sylvain Charlebois ya no cree que se trate de un simple accidente. Denuncia un problema sistémico, incluso un engaño que se asemeja al fraude.

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