En su camioneta, que tiene cinco ventanas, una cama, una mesa, una pequeña cocina y una ducha-lavamanos, también hay 2 páneles solares en el techo que les proporcionan autonomía eléctrica. Además, la pareja cuenta con un depósito de agua de 170 litros e incluso con una ‘lavadora’.

“Utilizamos una técnica de los kayakistas: un bidón, piedras y agua. Cuando circulamos, las vibraciones lavan la ropa”, explicó Kevin, de 25 años, al borde del magnífico lago de Saint Guérin, en los Alpes franceses.

AFP.

La pareja se toma su tiempo, no viaja lejos, va de excursión, monta en bici. En invierno, ellos trabajan como camareros en una estación de esquí, 70 horas por semana, para poder vivir de esta forma el resto del año. “Se trata de gastar menos para trabajar menos”, indicó Kevin.

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Como Kevin y Tiffen, también hay otras parejas que han abandonado sus casas y sus trabajos para vivir más tranquilos. Es el caso de los también franceses Clémence Polge y Thomas, cuya vida se reduce a “lo esencial” en su camioneta, bautizada ‘Teniente’:

“Solo tenemos un retrete seco; no hay gas, ni agua”.

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Su única necesidad indispensable es un abono mensual a internet de 80 gigas debido a que ambos trabajan desde su pequeña morada: él como traductor-redactor, y ella como grafista y arquitecta de interiores.

Michel Fice, sociólogo experto en juventud, indicó que para los jóvenes, “la idea de una carrera profesional es prehistórica y la mayoría rechaza esta idea”. Añadió que “la relación con el trabajo ha cambiado; este no debe ocupar toda la vida”.

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