Escrito por:  Redacción Nación
Jul 8, 2023 - 12:44 pm

La liberación de la sargento del Ejército Ghislaine Karina Ramírez y de sus dos hijos de ocho y seis años, que habían sido secuestrados por el frente ‘Domingo Laín’ del Eln, tuvo varios detalles que pasaron inadvertidos por la alegría de verla a ella y a sus niños sanos y salvos, como quien escapa, de vainas, de las fauces de una fiera.

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La presión que ejerció todo el país ante el execrable secuestro que violó los derechos humanos e infringió abiertamente el Derecho Internacional Humanitario (DIH) por tratarse de una militar fuera de servicio y de dos niños hizo que el grupo armado los liberara pocos días después de habérselos llevado.

Esa presión también la sintió el Gobierno de Gustavo Petro, que, a través de su comisionado de paz, Danilo Rueda, puso el delicado tema en la mesa de negociación en La Habana. Dos niños secuestrados, uno de ellos con autismo, podría amenazar los diálogos que adelanta el Ejecutivo con esa guerrilla, más allá del cese al fuego que tienen pactado.

Y este mismo viernes, después de que el ministro de Defensa, Iván Velásquez, no solo sorprendiera al país, sino que lo irritara con su afirmación en el sentido de que la única responsable de su secuestro era la sargento Ramírez, el Eln liberó a la suboficial en Arauca.

Pero varias cosas llaman la atención en este procedimiento de liberación de la sargento, logrado gracias a la mediación de la Defensoría del Pueblo y de la Iglesia católica, empezando por la manera en que el presidente Petro se lo anunció al país, con una imagen sin editar de la sargento y de sus dos hijos en medio de sus captores.

Fotografía de la liberación que publicó Gustavo Petro

En un escueto trino, Petro escribió: “Liberada la sargento Karina Ramirez [sic] y sus hijos por el ELN”, sin reparar en que, en la fotografía, se ve claramente el rostro de hija mayor de la sargento. La niña, evidentemente aterrorizada, mira hacia donde están los guerrilleros del Eln. Su hermano menor alcanza a refugiarse detrás de la bandera de la Defensoría.

La normatividad colombiana establece que no es permitido publicar las imágenes o divulgar datos que permitan la identificación de un menor de edad, salvo cuando sea necesario para establecer su identidad o la de su familia. Pero este no era el caso, y el presidente no lo tuvo en cuenta.

Además, la Corte Constitucional, en su sentencia T-439 de 2009, establece que “en casos en los que potencialmente esté de por medio la preservación de los derechos de menores de edad, en particular ante transmisiones de imágenes o noticias a través de los medios de comunicación que pueden ser perjudiciales para su bienestar y desarrollo integral, los jueces han de prestar especial atención a su protección, y a la armonización concreta de los derechos enfrentados, sobre la base de la prevalencia de los derechos de los niños que detentan, por mandato expreso del artículo 44 de la Constitución, una primacía ‘ab initio’ sobre la libertad de expresión”.

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En la imagen publicada por Petro se ve también un nutrido grupo de guerrilleros, que habían entrado antes a ese espacio (escenario) improvisado con una solemnidad impostada, perfectamente uniformados de verde oliva, brazaletes del Eln y botas pantaneras, cubriendo sus cabezas con pavas y escondiendo sus rostros detrás de pañoletas alusivas a su movimiento.

Aunque no portan las armas que siempre ostentan intimidatorios, su apariencia es espeluznante, y así lo evidencia la mirada de la hija mayor de la sargento. Estuvo, y estaba aún en medio de desconocidos que antes debió ver fuertemente armados y amenazándola a ella, a su madre, a su hermanito y hasta a su mascota.

También resulta llamativo que la sargento aparezca uniformada. Es obvio que la hicieron vestir así para el acto. Según Blu Radio, fue obligada a ponerse el uniforme del Ejército.

Estas formas a las que apeló el Eln no fueron, ni mucho menos, una manera de enmendar el grave delito que cometieron. Más bien, se trató de la construcción y el aprovechamiento de una oportunidad para enviar varios mensajes: el primero, con un grupo perfectamente uniformado y entrando en fila india con las manos atrás, que muestra unidad de cuerpo, disciplina y obediencia.

También, la subyugación de uno de los miembros del Ejército que, por una suerte de sinécdoque, implica la subyugación de toda esa fuerza. Es humillante ver a un soldado rendido (aunque en este caso la sargento fue secuestrada cuando estaba fuera de servicio) en manos de sus captores.

Otro mensaje aplastante, aunque lo trataron de morigerar al presentarse sin armas, es su intimidatoria superioridad sobre las personas inermes. El hecho de la liberación, necesario para preservar la vida y la integridad de la sargento y de sus dos hijos, también fue un acto de propaganda que debió tragarse el país.

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