“Diego Alejandro era una persona muy alegre, quería a su institución, fuera de eso era un buen deportista, una gran persona, siempre con una sonrisa en su cara”, relató su amiga Esperanza Rodríguez a Noticias Caracol.

Apenas una semana antes del acto terrorista, al joven pereirano lo habían designado brigadier dentro de la Escuela de cadetes.

“Él estaba muy contento, él estaba cumpliendo su sueño que era servir a los demás”, contó al noticiero un cadete que compartió con él, cuya identidad no se difundió.

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Era tal su admiración por la institución que había convencido a una prima de ingresar a la misma. La joven iba a radicar sus documentos justamente en la mañana del atentado, pero una decisión de última hora, por la que postergó su ingreso hasta mitad de año, le salvó la vida.

El padre de la víctima es el exsecretario de gobierno de Pereira Jhon Diego Molina, quien contó a La F.m. que su otro hijo, de 15 años, “está recibiendo asistencia sicológica […] por cuanto la noticia del deceso de su hermano lo ha afectado considerablemente”.

En su diálogo con la emisora, Molina (padre) manifestó tener “dolor de patria” y pidió:

“En memoria de todos hay que seguir adelante”.