Por eso, el hijo del capo del cartel de Medellín Juan Pablo Escobar, que ahora se llama Sebastián Marroquín, se muestra indignado con la serie de Netflix que tiene atrapados a miles de televidentes.

“Está llena de errores. Para empezar: yo no era un niño. En la serie parezco Benjamin Button, cada vez soy más chiquito, aparento ocho años. Yo tenía 16 años cuando murió mi padre. Y me enteraba de todo. Él siempre me contó que era un bandido, un narco. Veíamos la televisión y no le temblaba la voz al decirme: esa bomba la puse yo. Y discutíamos”, declara Escobar, en entrevista con El País de España.

El hombre, que hoy vive en Argentina, aclara que su intención no es la de limpiar la imagen de su padre, ya que alista una segunda parte de su libro en el que contará la frialdad con la que el capo daba la orden de asesinar.

“Es imposible cuidar la imagen de mi padre. Yo soy el más duro con él. Pero no mintamos. Mi padre mató a unas 3.000 personas. A la historia real le sobra violencia, explosiones, terror. No es necesario que unos guionistas creativos se pongan a adornarla con mentiras”, dice Escobar, en la entrevista.

Y agrega, al medio español:

“Mi padre era mucho más cruel de lo que se refleja en la serie. Sometió a un país con el terror. Hay que tratar esta historia con responsabilidad. Hay miles de víctimas y un país detrás que merece respeto. Están inculcando una cultura en la que parece que ser narcotraficante es cool. Me están escribiendo jóvenes de todo el mundo que me dicen que quieren ser narcos y me piden ayuda”.

En relación a esta declaración, Escobar dijo en entrevista con la agencia Efe (el 20 de septiembre), que espera que en la edición en inglés de su libro ‘Pablo Escobar, mi padre’, disminuya la percepción positiva que los jóvenes pueden haber recibido sobre el mundo de las drogas a través de producciones de Hollywood, series y telenovelas que, en su opinión, hacen “apología del delito”.

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